No hay mejor trampolín para conseguir una nominación al Oscar que interpretar el biopic de una figura icónica del cine. Que se lo digan a Michelle Williams, que casi se llevó la estatuilla a casa en 2012 por meterse en la piel de Marilyn Monroe; o a Reneé Zellweger, que este año parte como gran favorita gracias a su papel protagonista en Judy, donde da vida a la gran Judy Garland.
Y aunque seguro que esa no es la única razón por la que Rachel Weisz ha aceptado su siguiente proyecto, más que nada porque ella ya tiene desde 2005 un Oscar a la mejor actriz de reparto por El jardinero fiel; seguro que a la británica sí se le ha pasado por la cabeza la cantidad de galas de premios que pisará cuando se estrene A Special Relationship, filme que mostrará cómo Elizabeth Taylor acabó convertida en una de las mayores activistas para acabar con la plaga del SIDA a principio de los 80, un momento en el que casi nadie se atrevía a hablar en público de esta enfermedad.
Será Rachel Weisz, convertida en Liz Taylor, la que descubrirá a buena parte del público cómo esta legendaria actriz comenzó su lucha después de descubrir que Roger Wall, su asistente personal y gran amigo, era portador del virus del VIH.
Una complicidad entre jefa y empleado que sirvió de ejemplo a una sociedad asustada por una plaga que nadie entendía y a la que por supuesto no querían prestar atención porque creían que solo afectaba a drogadictos y a homosexuales.
Para preparar el guion, el oscarizado escritor Simon Beaufoy, autor de Slumdog Millionaire, se ha documentado leyendo y viendo centenares de entrevistas que Liz Taylor concedió por aquella época. Un trabajo que, según afirman las directoras Bert & Bertie, les ha permitido a todos comprobar cómo la humanidad y el sentido del humor con el que la actriz trató este tema fueron decisivos para concienciar al mundo de la necesidad de prevenir la propagación de esta plaga antes de que fuera demasiado tarde.
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