Es la más discreta de la familia y apellidándose Dominguín Bosé no es tarea fácil. La mediana de los tres hijos que tuvieron Lucía Bosé y Luis Miguel Dominguín siempre ha estado en un segundo plano al lado de su hermano mayor, el artista Miguel Bosé, y su hermana pequeña, la modelo Paola Dominguín. Valiente y con una fuerte personalidad, Lucía Dominguín (en realidad su nombre es Lucía González Bosé pero siempre ha adoptado el mote de su padre) afronta una nueva aventura a sus 63 años convirtiéndose en una de las concursantes de MasterChef Celebrity, talent culinario con famosos de TVE, en el que además comparte plató con su sobrino Nicolás, hijo del actor José Coronado y su hermana Paola.
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Lucía vino al mundo el 19 de agosto de 1957 en la madrileña Clínica Ruber. Su hermano Miguel había nacido apenas un año y cuatro meses antes en Panamá, país en el que el matrimonio se encontraba debido a los compromisos taurinos de Luis Miguel Dominguín. Paola llegaría en noviembre de 1960. El día que nació Lucía, el diestro estaba en Tarragona preparándose para una faena. La infancia de los tres niños fue tremendamente feliz.
Veraneaban en la Costa Azul en la casa del célebre pintor Pablo Picasso (padrino de Miguel) y allí pasaban las horas junto a él pintando con lápices de colores. Según explciaba Carlos Abella en la biografía de Luis Miguel Dominguín, cuando Picasso proponía a los niños cambiar sus ‘monigotes’ por dibujos suyos, Lucía le respondía que “eran horribles y que él no sabía dibujar”, dando buena muestra de su gran carácter ya a corta edad.
Su primera gran decepción sentimental
Cuando la niña tenía 10 años, la actriz italiana y el torero madrileño se separaron. Corría el año 1967 y Lucía y sus hermanos se quedaron a vivir en la espléndida casa de Somosaguas junto a su madre. Siendo una adolescente, Lucía se marchó a vivir a Londres junto a su hermano Miguel. Allí estudiaba inglés y trabajó un tiempo como modelo (mide 1,90m), pero lo que más le gustaba era pintar y hacer esculturas. Viajaba a menudo a Italia con su madre y en uno de esos viajes conoció al que sería su primer marido, un ingeniero italiano llamado Alessandro Salvatore. Ella tenía 17 años y se casaron al poco tiempo. Con él tuvo que aprender a cocinar, algo que hoy le apasiona, y lo hizo por conferencia telefónica con su Tata, la mujer que les crió a ella y sus hermanos.
Recién cumplidos los 18 años, Lucía y Alessandro tuvieron a su primera hija, Eleonora, familiarmente y más adelante profesionalmente conocida como Bimba. Cinco años después nacía Rodolfo, al que todos llaman Olfo de manera cariñosa. La familia vivió un tiempo en Cuernavaca, localidad colonial que alberga el Palacio de Hernán Cortés y está situada al sur de Ciudad de México. Pese a que parecía una pareja ideal, poco después, el matrimonio decidía separarse. El ingeniero logró entonces la custodia de sus hijos y se marchó con ellos a vivir a Estados Unidos.
Durante un año y medio, Lucía no pudo verlos, algo que recuerda con un gran dolor. La joven pidió ayuda a su padre que, a través de Juan Manuel Sáinz de Vicuña, contrató un despacho de abogados estadounidense para que llevara el caso. Junto a su nueva mujer, Rosario Primo de Rivera, el torero viajó a Estados Unidos junto a su hija mediana y finalmente lograron que Lucía obtuviera la custodia de los niños y pudiera regresar con ellos a España. Alessandro Salvatore -que fallecía en el año 2008- se marchó poco después a vivir a Puerto Rico donde volvió a casarse y tuvo otros dos hijos (Alessandro, Francesca y Alfonso).
Pese a que siempre estuvo más unida a su madre, Lucía siempre sintió devoción por su padre y él le devolvía ese cariño en su biografía. "Es encantadora. Tiene una gran personalidad. Es ama de casa, guisa, cuida a sus niños, diseña joyas… Yo creo que lo hace al saber los éxitos de sus hermanos. No quiere quedarse atrás, a pesar de que es hasta ingenua, pero tremendamente afectiva".
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26 años al lado de Carlos Tristancho
Ya instalada en Madrid con sus dos hijos, Lucía volvía a encontrar el amor en 1982. Lo hizo al lado del actor extremeño Carlos Tristancho. Con él se casó de nuevo en 1985 y tuvieron dos hijas: Jara (25) y Lucía ‘Palito’ (23). Tristancho dejó la interpretación y entre otras cosas fue director durante siete años del Teatro de Mérida. El matrimonio decidía emprender un gran negocio en Extremadura al comprar un antiguo convento de franciscanos y montar, junto a algunos socios, un selecto hotel rural de lujo. Se llamaba Rocamador y estaba situado en Barcarota, en la provincia de Badajoz.
Durante un tiempo funcionó estupendamente y eran muchos los famosos que lo publicitaban, entre ellos Alejandro Sanz, que llegó a ser socio de la empresa. Pero con la llegada de la crisis económica, los problemas también acuciaron a Lucía y Carlos, aunque ella siempre dijo que desconocía el estado de las cuentas. Las deudas fueron a más y la pareja se arruinó. Al mismo tiempo que veían como la parte financiera se venía abajo, también lo hacía su matrimonio y en 2011, después de 26 años juntos, se divorciaban.
“Mi ex pareja lo perdió todo y no me enteré hasta el día en que cogí las maletas para irme de Extremadura. Entonces me comunicó que no teníamos nada. Cada vez que intentaba preguntarle por la marcha del hotel que habíamos montado juntos me enseñaba un croquis y, o yo era tonta, o no lo supe ver. Me enteré con 56 años, después de 26 de relación y otros 16 trabajando en el proyecto”, explicaba Lucía en una entrevista en Yo Dona.
La hermana de Miguel Bosé tuvo que marcharse entonces a vivir con su madre, que le cedió una habitación en el que era el Museo de los Ángeles en Turégano (Segovia). Fue sin duda uno de los peores momentos de la vida de Lucía que se apoyó en la matriarca de la familia para salir adelante. Desde entonces, a Lucía no se le ha conocido ninguna pareja.
El duro golpe de la muerte de Bimba
Pero hay un instante que supuso un verdadero mazazo en la vida de Lucía Dominguín fue el que vivió el 23 de enero de 2017, fecha en la que fallecía su hija mayor, Bimba. La modelo llevaba luchando contra un cáncer de mama desde 2014 y nos dejaba a los 41 años. En ese momento, Lucía se refugió en sus otros hijos y de nuevo en su madre, que vivía en Brieva (Segovia), pero también en su hermana Paola. De hecho, desde hace varios años vive en una casita en Vilamarxant, un pequeño municipio de unos 10.000 habitantes a una media hora de Valencia, donde también residen su hermana y su hijo Olfo.
Dos hijas (casi) desconocidas
Las hijas pequeñas de Lucía son las más desconocidas de la familia. Palito estudió Secundaria en un internado en Villafranca de los Barros (Badajoz) y pasó dos años en otro en Brighton, en Reino Unido, donde se especializó en Arte, Música y Fotografía. A sus 23 años está instalada en Barcelona junto a su novio Harry, es modelo y aunque estudió Bellas Artes en Bournemouth, en Inglaterra, poco a poco se va haciendo un hueco en el mundo de la moda y ha desfilado para diseñadores como Ágatha Ruiz de la Prada o Francis Montesinos, gran amigo de su tía Paola.
Jara también se formó en Reino Unido y en 2016 montó una empresa de zapatos, Oli&Dom junto a dos amigas y ella era la encargada de la parte creativa. Poco después, cambió la moda por la cocina y montó una empresa de catering en México. La joven huye de la fama y prefiere vivir apartada de los medios.
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Lucía vive hoy alejada del ruido de una gran ciudad muy cerca de Valencia. Allí tiene un huerto en casa y adora cocinar para los amigos y, sobre todo, para sus tres hijos. Hace apenas cinco meses (a finales de marzo) perdía a su madre, Lucía Bosé, a los 89 años, y todavía se le llenan los ojos de lágrimas al recordarla, como pudimos comprobar hace una semana en su estreno como participante de MasterChef Celebrity.
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