El rostro de Shailene Woodley se dio a conocer en la serie The secret life of the american teenager y su fama se consolidó con sus papeles en la serie Big Little Lies, que le valió una nominación a los Globos de Oro, y en la película Los descendientes. Pero el camino no ha sido fácil para este actriz nacida en California.
Coincidiendo con la crisis sanitaria debido al coronavirus, la actriz ha querido dejar claro en una entrevista en el diario The New York Times que cuidar la salud es fundamental. La actriz de 28 años se encuentra estos días confinada en su casa con la única compañía de su perro y ha confesado: «Todavía no he hablado mucho sobre esto públicamente, y algún día lo haré, pero estaba muy, muy enferma cuando tenía poco más de 20 años. Mientras grababa Divergentes y trabajaba duro, también estaba luchando con una situación física y personal muy aterradora. Por eso, dije que no a muchas oportunidades, porque necesitaba mejorar, y esos trabajos terminaron yendo a compañeros míos a quienes amo. Tuvieron mucho éxito, pero hubo una mezcla de personas que dijeron: ‘¡No deberías haber dejado escapar esa oportunidad!’ o ‘¡No deberías haber estado enferma!'».
Shailene Woodley llegó a preguntarse en muchos momentos si sería capaz de salir de esa situación: «¿Voy a sobrevivir a lo que estoy pasando en este momento y alguna vez estaré sana, o incluso tendré la oportunidad de trabajar en proyectos que me apasionen de nuevo debido a la situación que tengo? La voz negativa que había en mi mente siguió sonando durante años».
No fue el único obstáculo de Shailene durante esa época: «Al final de mi adolescencia, tenía una fuerte idea de mi identidad y el significado de mi vida, pero luego tuve una relación abusiva. Eso, combinado con el éxito comercial que tuve en esta industria, comenzó a desgastar mi fortaleza. Mis 20 años me hicieron sentir como si estuviera en una lavadora, sintiendo que te dan por todas partes».
Afortunadamente, a sus 28 años y con el éxito como compañero de viaje, la actriz deja claro que esa situación ya ha pasado: «Ahora estoy del otro lado, gracias a Dios. En los últimos años me he centrado en la salud mental y es un proceso lento. Pero gracias a ese trabajo, he echado raíces y tengo claro quién soy, ya sea en mi carrera, en mis relaciones o mi propio valor interno. Me siento muy agradecida de haber caminado por esa línea de fuego, porque ahora sé a lo que no quiero volver».
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