Hubo un tiempo en el que Jennifer Lopez era conocida como Jenny from the Block. Y todo gracias a una canción grabada en 2002 en la que presumía de seguir siendo la misma chica de barrio de siempre. Que por mucho que en aquel momento fuera una estrella de éxito a punto de casarse con Ben Affleck, quien, por cierto, participó en el videoclip que grabaron para la ocasión; la fama no la había cambiado.
Claro que una cosa es que ella lo dijera y otra muy distinta, que nos lo creyéramos. Sobre todo viendo el alto estilo de vida que lleva desde que se convirtió en la diva latina por antonomasia. Un título incompatible con los usos y costumbres que manejan los vecinos del Bronx donde creció.
Pero una vez más, las apariencias engañan. Tú puedes abandonar el barrio, pero el barrio nunca te abandona a ti. Y así lo descubrió Jennifer Lopez el día que tuvo que enfrentarse a un director que le pidió que le enseñara los pechos mientras hacía pruebas de vestuario del personaje.
“Él lo único que quería era vérmelas”, desvela Lopez en una conversación con The Hollywood Reporter en la que participan compañeras de profesión como Laura Dern, Scartlett Johansson y Renee Zellweger. “Yo le dije inmediatamente que no. Me puse firme. Pero lo graciosos es que recuerdo estar muerta de miedo en aquel momento”, explica.
“Por cierto, que en la habitación había una diseñadora de vestuario conmigo. Había otra mujer en la habitación y aún así él dijo que quería verme los pechos”, insistió Jennifer sin revelar el nombre del sujeto ni la película que estaba rodando en ese momento. Aunque teniendo en cuenta que sintió miedo de negarse a hacerlo, debía ser de sus primeros trabajos cinematográficos.
“Por suerte, lo poquito del Bronx que todavía queda dentro de mí salió con todas sus fuerzas para explicarle que allí no. Que luego en el plató, por exigencias del guion, me quitaría la camiseta. Pero no en esa habitación”.
Pese a que en un principio JLo creyó que aquello le iba a perjudicar en su carrera, tardó poco en darse cuenta de que había hecho lo correcto. “Como puse límites, ese hombre me pidió perdón después. Pero no en el momento. La que lo hizo nada más que él se fuera fue la otra mujer, que se solidarizó conmigo diciéndome que sentía mucho lo que acababa de pasar”.
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