¿Quién le iba a decir a Rocío Flores hace un año que su figura en los medios iba a adquirir el peso que tiene hoy? Seguramente, ni ella misma, cuando aceptó ser la defensora en su padre para ‘GH VIP 7’ se esperaba que su fama fuese a subir como la espuma de una manera tan rápida, casi inmediata.
Por aquel entonces, Rocío se dedicaba a ejercer como ‘coach’ nutricional y lo mismo alardeaba de que le habían subido el sueldo por su buen hacer en su trabajo, nos enseñaba cómo cambiaba de ambiente laboral (una pionera en el tema del teletrabajo) o se desplazaba con el portátil para dar apoyo a su novio en algún partido de pádel sin despegarse de su trabajo.
Pero su vida ha dado un giro enorme. Uno en el que todos aquellos proyectos relacionados con lo que le había dado de comer hasta ahora, se han convertido en un anécdota en medio del océano de informaciones sobre su relación inexistente con su madre, las declaraciones en prensa o los encargos que va realizando dentro de esa nueva faceta como ‘influencer’ que está explotando al máximo antes de que pase la moda.
Eso sí, al lado de esos contactos que ofrece por si alguno quiere contar con sus servicios como ‘celebrity’ de nueva creación, en la descripción de su Instagram siguen campeando una serie de líneas que hacen entrever que no se ha alejado de los cimientos que levantó antes de convertirse en una más en el universo mediático.
Tal y como ella escribe, sigue llevando el trabajo en su móvil, se describe como una mujer de negocios y ofrece sus servicios de asesoramiento online (suponemos que en la línea de esos consejos nutricionales para lo que no ha dejado de formarse).
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