Un colegio ubicado en la ciudad de Hayle, en el condado de Cornualles, ha sido el escenario del esperado primer encuentro entre Kate Middleton y Jil Bilden. La duquesa de Cambridge y la primera dama de EE.UU han compartido una larga jornada, dentro del marco de la cumbre del G7 que estos días centra la atención en Reino Unido, y han dado muestra desde primera hora de la gran conexión que existe entre ambas. Los gestos de complicidad y las sonrisas han sido constantes en una cita donde han tenido la oportunidad de conocer de primera mano todas las actividades que realizan en el centro educativo, así como la posibilidad de charlar con el personal docente y los alumnos.
Mientras Biden apostaba por un sencillo vestido en tono crudo y sumaba una americana de tweed en atractivo fucsia con forro con estampado floral, una elección que define a la perfección su alabado estilo, Middleton recurría a su firma de referencia, Alexander McQueen, y estrenaba un vestido también en rosa pero ligeramente más oscuro, de manga corta, escote redondo y hombros marcados, que contaba con cinturón incorporado para potenciar la figura.
Una acertada elección por parte de la royal británica que ha completado con stilettos en nude, ha coincidido con la primera dama estadounidense, y sencillos pendientes en forma de aro con diseño trenzado bañados en oro de 14 quilates de Asos de apenas 13 euros. Un desembolso mínimo que confirma el amor de Kate por combinar prendas y complementos asequibles con piezas de lujo.
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A pesar de que no era el tema en cuestión y que rara vez el protocolo permite preguntas de ámbito privado a los miembros de la realeza británica, Kate Middleton no ha podido evitar las preguntas sobre el nacimiento de Lilibet Diana, la hija del príncipe Harry y Meghan Markle que llegó al mundo el pasado domingo, y el encuentro con los duques de Sussex. «No veo el momento de conocerla, porque aún no la he visto y espero que sea muy pronto», confesaba con gran emoción la royal.
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