La última lección de amor de Paz Padilla

Paz Padilla está dando muchas lecciones en estos días. La primera la conocimos con carácter retroactivo. La presentadora ha estado yendo a su puesto de trabajo a pesar de que la vida de su marido, Antonio Juan Vidal, se estaba apagando sin que nadie notase lo complicado de su situación en casa. Sin perder el sentido del humor que siempre ha sido la etiqueta predominante en la gaditana.

La segunda, la de la responsabilidad de cumplir con una cuarentena de lo más estricta para no poner en peligro la salud, ya de por sí tocada, del que siempre será el hombre de su vida. Paz aguantó los envites de ciertos sectores que criticaron con dureza que se hubiese apartado de la televisión durante un periodo tan prolongado.

Pero, sin duda, la mayor de las lecciones que nos ha dado estos días es de amor. De amor absoluto. No solo por el arropo incondicional al empresario, del que no se ha separado en los meses finales, cuando el tumor cerebral iba terminando con él de manera lenta, pero irremediable. Una lección a la que ponía la guinda el mismo día del funeral, tras haberse despedido.

Rodeada de su círculo familiar más íntimo, encabezado por su hija, Anna Ferrer, Paz disfrutaba de un atardecer en esa playa de Zahara de los Atunes donde protagonizó, hace algo más de tres años, su boda de ensueño con Antonio. Rubricaban así esa segunda oportunidad que les daba la vida de juntas sus caminos.

Paz ha mostrado unos vídeos en los que baila junto a su familia en un homenaje igual de singular que propio de una mujer que siempre ha sabido presentar su mejor sonrisa cuando el destino le ha presentado la amargura. Junto a una imagen con su hija de espaldas y unos pequeños vídeos, escribía: «Cada último rayo del sol de ayer fue por ti, tes quiero my love«.

Anna también ha aprovechado su cuenta de Instagram para recordar al marido de su madre. Para agradecerle todo lo que ha aprendido de él durante este tiempo. Al lado de una foto del día de la boda de su madre, con Antonio vestido de novio, se puede leer: «Me gustaba la familia que formábamos. Nunca podré agradecerte todo lo que me has enseñado. Sé que nos seguirás cuidando como siempre hacías. Avanza, te quiero».


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