Britney Spears acaba de perder la batalla en los juzgados contra su padre. La cantante ha llevado a este, Jamie Spears, ante los tribunales para tratar de recuperar el control de sus cuentas y de su carrera… y la Justicia no le ha dado a razón. Se sigue considerando que no está en condiciones psicológicas óptimas para coger las riendas de su vida laboral. Así que ella ha tomado una determinación firme: mientras su pare siga ejerciendo esa figura de control, ella no se volverá a subir a un escenario.
Con todas las consecuencias económicas que esto traerá para ella… y para él. Ese sería el motivo principal de este paso: tratar de presionar a Jamie, que actualmente tiene la última palabra sobre esos 60 millones de dólares de fortuna que ha amasado la estrella del pop durante su carrera, para echarle a un lado. Intentar, a través de la minimización de los ingresos anuales, tocar el bolsillo de su padre y que este se retire. A ella, para comer y tener un techo, no le va a faltar.
Desde hace años, las entradas y salidas en terapia de Britney han sido constantes. Tampoco sus actuaciones en las redes sociales (sobre todo las de los últimos meses, con el incendio del gimnasio de su casa incluido) son un elemento que le allane el camino de la artista. Pero ella cree que puede ganar esta guerra, ya que la juez de Los Ángeles al mando del caso, no ha cerrado la puerta a que se dé un escenario diferente al que lleva viviendo desde hace 12 años.
Spears, a través de sus abogados, ha ofrecido nombrar a un fiduciario financiero como coadministrador de esa fortuna. Uno que no sea su padre, obviamente. Recordemos que este se convirtió en su tutor a finales de los 90 cuando ella sufrió una de sus mayores crisis a nivel emocional y llegó a perder la custodia de sus hijos. Ella alega que el escenario es muy diferente en estos momentos.
Desde entonces, amén de haber ejercido de jurado en la versión estadounidense de ‘Factor X’, ha lanzado al mercado dos álbumes (‘Britney Jean’ y ‘Glory’). También ha encontrado la estabilidad en su vida al lado de Sam Asghari, su actual pareja, que le ha dotado de una tranquilidad que hacía tiempo que no tenía. Él podría encargarse de llevar a Spears por una buena senda que se había torcido meses atrás.
No se puede obviar que, en la primavera de 2019, tuvo una recaída que la llevó a ingresar en rehabilitación para poner en orden su mente y su espíritu. Y que, a su salida, se vio obligada a emitir un comunicado para aclarar ciertas mentiras, precisamente sobre sus líos familiares, que se habían vertido durante el tiempo en el que estuvo encerrada recibiendo cuidados médicos.
Mientras, cuenta con toda una legión de ‘soldados’ en las redes sociales que lucharán a su lado para obtener su libertad. Para desprenderse de las bridas que le colocó hace más de una década su padre. Así que, continuará, junto a todos ellos, alimentando ese ‘hashtag’ #FreeBritney que se ha convertido en un fenómeno viral mundial para ayudar a su gran ídolo a desatarse.
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