Todo lo que sucede en una boda tiende a interpretarse como un augurio de la suerte que correrán los recién casados durante su matrimonio, y desde luego parece significativo queel día de la suya con Meghan Markle el príncipe Harry no se sintiera cómodo dentro de los pantalones de su uniforme. Así lo aseguran los periodistas Omid Scobie y Carolyn Durant en Finding Freedom, la biografía sobre los duques de Sussex que tanto el matrimonio como su entorno cercano ayudó a escribir.
El príncipe Harry y Meghan Markle acababan de darse el sí quiero en la capilla de San Jorge del castillo de Windsor cuando, al montar en su carruaje, el novio advirtió que su traje le venía justo. “Al sentarse en el carruaje junto a la novia, Harry bromeó con que los pantalones le quedaban demasiado prietos”, escriben los biógrafos de la pareja en el capítulo relativo a la boda, celebrada el 19 de mayo de 2018.
El incidente no sería más que una anécdota si el traje, confeccionado en una de las sastrerías de Saville Road, no se tratara del uniforme de los Blues and Royals, un regimiento de caballería del ejército británico del que es jefe la reina Isabel II y al que el duque de Sussex se unió en 2006 como subteniente.
Aquel fue el primer peldaño que escaló Harry en su carrera militar, según él mismo, el único consuelo que encontró durante su turbulenta juventud. Gracias al servicio que prestó ya como capitán de los Blues and Royals en Afganistán, Harry superó la fama de díscolo que se había ganado con juergas como la que se corrió en Las Vegas, y aunque en 2015 se vio obligado a dejar el ejército, siguió relacionándose con sus compañeros como impulsor de los Juegos Invictus, una iniciativa para apoyar a los veteranos y heridos de guerra.
Según los rumores que llegan desde Los Angeles, su vida militar es precisamente lo que más echa de menos el duque de Sussex desde que a principios de este año Meghan Markle y él decidieran abandonar la casa real británica y la reina Isabel II le retirara a su nieto sus honores militares. El príncipe Harry perdió a partir de entonces el derecho a usar sus uniformes como capitán general de los Royal Marines –un puesto en el que le ha relevado su tía, la princesa Ana–, comandante honorífico de la RAF, o comodoro jefe de la Marina, aunque, paradójicamente, sí podrá ponerse el de su boda, ya que el rango de capitán de los Blues and Royals lo alcanzó por méritos propios y no por su condición de miembro de la familia real británica.
Ese, y solo ese. Una pena que le vaya demasiado justo.
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De la kokoshnik a la 'halo' de Cartier: las tiaras que ha usado la familia real británica en el día de su boda
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