Cómo era la vida de Mette Marit antes de casarse con Haakon de Noruega y cómo se adaptó a la (complicada) vida en palacio

Mette-Marit llegaba a la Familia Real de Noruega, aquel 25 de agosto de 2001, vestida de blanco con un diseño de inspiración medieval, con una pesada mochila. Lo más difícil y por lo quenadie apostaría en su relación: un hijo de soltera que había tenido con el empresario Morten Borg. Aquel niño, Marius, se ha convertido hoy en un apuesto joven de veinte y cuatro años. El otro peso eran los problemas con la justicia del padre de su hijo, del que se desveló que había estado en la cárcel en 1991 por traficar con cocaína. La pareja rompió antes del nacimiento de Marius en 1997. Para complicar las cosas, Mette Marit había acudido a un programa de televisión en busca de pareja estando ya embarazada.

En ese mismo momento, dos meses antes del nacimiento de Marius, Mette-Marit conoce al príncipe Haakon en un festival de rock. Ambos se enamoran y comienza una dura batalla para que su relación sea aceptad y la joven se integre en la realeza como princesa heredera. Su relación se hace pública en la Navidad de 1999. En abril, la pareja compra una casa en el centro de Oslo donde comienza a convivir con el hijo de ella.

https://www.instagram.com/p/CIRa3wMnHgl/

Una publicación compartida de The Royal Scandinavian (@theroyal_scandinavian)

El 1 de diciembre de 2000 el Rey informa, por fin, del compromiso matrimonial de Haakon y Mette-Marit. La pareja contrae matrimonio el 25 de agosto de 2001. Ingrid-Alexandra, la heredera al trono, nació en 2004 y Sverre Magnus en 2005. A pesar de que el amor triunfó finalmente, la vida de Mette-Marit no ha sido nada fácil. Tuvo que enfrentarse al rechazo de la familia real y a las críticas de los medios de comunicación, a pesar de hizo todo lo posible por estar a la altura de su papel. La princesa terminó sus estudios, sobre Oriente y África, interrumpidos por su embarazo, tras la boda. Estudió en la Universidad de Londres. Y en 2012, aprobó un máster en Gestión Ejecutiva.

https://www.instagram.com/p/CETu-OSA9lq/

Una publicación compartida de DNARoyals (@dnaroyals)

Mette Marit era una chica de clase media –su padre era periodista, su madre empleada de banca–, cuyos progenitores se separaron cuando tenía 11 años. Su adolescencia y juventud fueron muy rebeldes. Sin apenas formación, trabajó como camarera y pasaba las noches en los locales de moda.

Fue la primera de una generación de princesas plebeyas, entre ellas Letizia de España o Máxima de Holanda, recibidas con recelo. Pero, como todas ellas, ha sabido ganarse el favor popular a base de trabajo y esfuerzo. Dedicada a causas sociales es, desde 2006, representante especial de la ONU contra el Sida. Es Además una gran defensora del medioambiente. Los regalos de su boda fueron directamente a causas humanitarias y de vez en cuando subasta su fondo de armario para ayudar a organizaciones que promueven la conservación de la naturaleza y el consumo responsable.

https://www.instagram.com/p/CEYjJA5A-k0/

Una publicación compartida de RTL Exclusiv | RTL.de (@rtl_exclusiv)

Sin embargo, Mette-Marit tiene también un enemigo en la falta de salud. Desde hace un año no ha realizado ningún acto en solitario. A lo largo de todos estos años ha tenido que enfrentarse a numerosos problemas. El más grave, una fibrosis pulmonar crónica, diagnosticada en 2018, que la ha obligado a reducir sus actividades públicas, especialmente durante la pandemia. La enfermedad le provoca tos y falta de aire y le obliga a llevar un ritmo de vida más pausado. Poco después de casarse, en 2002, ya tuvo una infección pulmonar.

También ha sufrido daños en la córnea, una conmoción cerebral tras una caída durante su viaje a Ucrania, en 2008, y la operación de una hernia discal. Además, en 2017, la Casa Real anunció que padecía un síndrome en el oído interno que le producía mareos, vértigos y náuseas. Mette-Marit es, sin embargo, una mujer muy deportista. Aunque esto le ha traído complicaciones: el pasado 21 de diciembre se rompió el coxis esquiando en la estación Noruega de Uvdal.

En unas declaraciones recientes, en forma de podcast, Mette-Marit ha hablado de lo que sufrió en sus años como novia y luego prometida de Haakon y de lo que le costó adaptarse a la vida de la realeza. Asegura que todavía no puede pensar en ese tiempo sin que le entren “ganas de vomitar” debido a la insoportable presión que tuvo que sufrir. Una de las cosas que más le costó fue acostumbrarse a estar siempre en el punto de mira de la prensa. El trauma es tal que todavía no puede ver las imágenes de aquella época.

Pero no siente resentimiento por los ataques que recibió. Con los años, su carácter y su seguridad en si misma se han fortalecido. Ya no se deja afectar por los comentarios malvados ni por las críticas. Hoy siente que ya es lo suficientemente buena. Los rumores sobre la separación de los príncipes han arreciado en ciertos momentos cuando Mette-Marit se ha recluido en el extranjero por razones de salud. Pero la Princesa ya no se siente atacada como en sus primeros años. Aunque sus problemas de salud la han hecho sentir, en ocasiones, que no puede estar a la altura de sus obligaciones.

Fuente: Leer Artículo Completo