Hubo un tiempo en el que Hollywood no se entendía sin la presencia de Cameron Diaz. Después de debutar en La máscara en 1994 haciendo literalmente que a Jim Carrey se le saliera el corazón del pecho; la actriz participó en comedias que hoy son considerados auténticos clásicos de los 90 como La boda de mi mejor amigo, Algo pasa con Mary o Cómo ser John Malkovich.
Un éxito que continuó la siguiente década ampliando su registro al cine de animación poniendo voz a Fiona en Shrek; al de ciencia ficción convirtiéndose en la versión americana de Penélope Cruz en Vanilla Sky, al de acción haciendo piruetas en Los ángeles de Charlie… Taquillazo tras taquillazo hasta que un buen día, tras protagonizar No hay dos sin tres en 2014, desapareció por completo de la cartelera. Y hasta ahora.
Que una actriz se esfume así de repente es habitual. Los gustos cambian y nuevas caras conquistan al público. Pero que lo haga una estrella como Cameron es muy raro. Uno de esos misterios sin resolver que hoy la propia Diaz ha querido explicar durante una conversación con su amiga Gwyneth Paltrow para Goop.
“Me retiré porque simplemente decidí que quería algo diferente enmi vida. Me había pasado demasiado tiempo trabajando, haciendo películas, y eso te deja triturada. No tenía espacio para mi vida personal”, afirmó Cameron, que en la actualidad tiene 47 años.
Y aunque han pasado ya seis años desde que estrenó su último filme, no parece estar nada arrepentida de haber tomado esta decisión. “Renunciar a una carrera llena de éxitos en el cine me dio mucha paz. Por fin estoy cuidándome a mí misma”, aseguró.
“Cuando estás rodando una película tienen la excusa perfecta para convertirte en algo de su propiedad. Te pasas rodando 12 horas al día durante meses y al final no tienes tiempo para nada más. Por eso los actores estamos tan infantilidades. Hollywood nos pone en una posición en la que no tenemos que hacer nada porque se encargan los demás de hacerlo”, se quejó.
“Pero yo quería ser autosuficiente. Estaba lista para poner en orden yo misma las piezas de mi vida de la manera que quería, no como otra gente me decía que tenía que hacerlo”, concluyó dando a entender que es muy poco probable que vuelva en un futuro a ponerse delante de una cámara. “Siento mucha paz en mi interior ahora mismo”.
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