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Demir visita a Ümit en su apartamento al caer el sol. Tras disfrutar de un delicioso café, la recién llegada se acerca a él con intención de seducirle y lo logra. Luego de besarle de forma cautelosa en los labios, pasan la noche juntos. “No sabes cuanto tiempo llevo deseando esto”, comenta ella. Él, por su parte, le deja claro que también lo ha disfrutado y que no tiene ningún compromiso, haciendo ver que su matrimonio solo es un papel firmado.
Al mismo tiempo, Fikret, después de mucho tiempo, se declara a Müjgan y le confiesa que se ha enamorado de ella: “Te has convertido en alguien muy importante para mí”. La doctora cae rendida en sus brazos. Sin lugar a dudas, ahora tiene una razón para quedarse en el pueblo ¿Podrá hacerle olvidar Fikret el amor que todavía siente por Yilmaz?
Al día siguiente, Demir se presenta temprano en casa. Züleyha se interesa por saber dónde fue qué durmió y él le miente: “Estuve con unos empresarios. Me pasé de copas y preferí quedarme en un hotel a coger el coche”. La mujer cree en sus palabras, no obstante, Sevda, que también escucha la excusa, sospecha que el hombre oculta algo. Por su parte, Yaman se encierra en su despacho y llama a Ümit. “¿Cuándo podré verte de nuevo? No aguanto las ganas de estar contigo”, le pregunta el hacendado a la médico.
Behice encuentra el dinero que pertenecía a Yilmaz
Cuando cae la noche, algunas de las personas más importantes de Çukurova se reúnen en el club social, donde se ha celebrado una subasta benéfica con prendas de Hünkar Yaman para financiar la construcción de un campamento que llevará el nombre de la mujer. Por supuesto, el evento, del que Sermin es maestra de ceremonias, es un éxito y Fekeli compra uno de los pañuelos favoritos de su amada. Cuando está solo, aspira el ahora de Hünkar y rompe a llorar.
Al amanecer, comienzan las obras del campamento. Lo primero que se hace es levantar la tierra donde se instalarán las casetas y que se usaba para almacenar viejas cosas en los cobertizos. Para sorpresa de Gaffur y Behice, que pasan por la zona, se descubre que debajo del montón de arena hay millones de liras. “Es todo el dinero de Yilmaz”, piensa Behice. Finalmente, ha encontrado la fortuna que guardaba el difunto
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