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Al contrario de lo que Hürrem piensa en el capítulo de ayer de El Sultán, no hay ningún tipo de relación entre Isabella y Solimán. La princesa ofrece al Sultán entregarse a él a cambio de que la deje volver a su hogar, pero él se niega. Ella, desesperada, decide quemar el cuarto en el que la tienen cautiva. Prefiere morir que seguir encerrada como una prisionera en El Sultán.
No obstante, su plan no sale como ella esperaba y uno de los sirvientes de palacio la rescata. El Sultán, para evitar más problemas con sus mujeres, decide que Isabella se marche al palacio de Hatice. Allí, la princesa se siente bastante cómoda en compañía de la hermana de Solimán y se sorprende al ver la decoración que Ibrahim Pasha eligió para el que sería su hogar: “Se parece mucho a mi palacio”.
La tensión entre Isabella y Solimán crece
Nigar le comenta que es normal que encuentre algo de arquitectura de otros países en el lugar, pues Ibrahim no nació en el Imperio Otomano. La conversación se ve interrumpida por Hatice, quien, por petición de su hermano, trata a la princesa con todos los honores. La verdad es que estar lejos del palacio del Sultán, está ayudando a Isabella a recuperar la sonrisa.
Al día siguiente, el Sultán visita a Isabella y en esta ocasión sí que se produce un acercamiento entre ambos. Solimán casi no puede disimular que tiene una fuerte atracción por su rehén. Nigar observa desde lejos cómo se miran y palpa la tensión que hay entre ambos. Tiene que claro que, aunque los dos lo nieguen, se sienten atraídos el uno por el otro ¿Le hará partícipe a Hürrem de esta situación?
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