‘El páramo’: el primer estreno de terror de Netflix en 2022

  • Netflix arranca el año con su primer estreno español de terror.
  • Se trata de El páramo, un inquietante relato entre la leyenda y lo sobrenatural que ahonda en los miedos más profundos del ser humano.

    El hasta ahora cortometrajista, director de videoclips y spots publicitarios David Casademunt (Barcelona, 1984) da el salto al largometraje con una ópera prima de género que sienta las bases de un cine introspectivo y profundo. Su apuesta, El páramo, es una película de terror de elementos sencillos pero notable efectividad y llega nuestras pantallas a través de Netflix el jueves 6 de enero.

    En este filme conocemos la tranquila vida de una familia que vive aislada de la sociedad. Es el siglo XIX en España y en medio de un paisaje casi desértico apenas conviven madre e hijo, magistralmente interpretados por Inma Cuesta (El desorden que dejas, Historias para no dormir) y Asier Flores (Dolor y Gloria), pero pronto descubriremos que no están solos.

    Una noche, un visitante, Salvador (Roberto Álamo, Caronte) cuenta a su familia una leyenda siniestra que ronda por su zona desde hace años. Una criatura de rostro hundido vaga por el mundo en busca de las personas más frágiles y se alimenta del miedo. No sabemos si es sugestión o algún misterio se esconde en ese paraje inhóspito pero la seguridad de Lucía (Cuesta) y su hijo Diego (Flores) ya no está asegurada y una serie de hechos inquietantes conseguirán aterrorizarlos. ¿Serán más fuertes los lazos que les unen que el temor que les atormenta? ¿Podrá el joven Diego salvar a su madre de la bestia y de sí misma?

    El páramo: crítica del estreno de Netflix

    El debut de David Casademunt, que ahora vemos en Netflix, primero se produjo en el pasado Festival de Sitges. Su primer largometraje encontró allí el mejor sitio de promoción. El árido entorno en el que viven Lucía y Diego, aislado y lleno de necesidad y dificultades para sobrevivir, ha sido convertido por esta entregada madre en un lugar más amable para la crianza de un hijo. El ritmo es tan sosegado como la vida de sus habitantes y la ambientación nos sumerge en esa especie de ensoñación que Lucía construye para su hijo.

    Pero todo eso está a punto de cambiar cuando la triste realidad aflora, acompañada de otros fantasmas, derivando hacia la locura. Sin embargo, quizá con leves reminiscencias a lo que ya pudimos ver en la serie Néboa (La 1), los efectos especiales que acompañan a todo el juego de lo ‘sobrenatural’ no se desbocan, manteniendo un realismo necesario para el buen resultado del filme. Quizá lo menos brillante es la parte final, que no parece demasiado sorprendente, especialmente para los fanes del género de terror, pero en líneas generales, ofrece un entretenimiento trabajado y con momentos de tensión.

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