Netflix estrena hoy en todo el mundo El practicante, un inquietante thriller psicológico protagonizado por Mario Casas (El inocente, Hogar, Adiós), dirigido por Carles Torras (Callback, Open 24h, Trash, Jóvenes) y producido por Miguel Ruz y el propio cineasta.
El actor se ha enfrentado al reto más difícil de su carrera componiendo un personaje radicalmente distinto a los que había interpretado previamente, que sorprenderá al público por su autenticidad y vehemencia.
En El practicante, Mario Casas se enfrenta, por primera vez, a su lado oscuro para dar vida a su siniestro personaje. La ganadora de un Premio César y protagonista de una película ganadora de una Palma de Oro Déborah François (El niño, El primer día del resto de tu vida, La última nota, Tierra de violencia, Populaire, El Monje), compone con él un intenso duelo actoral, con dos de las mejores interpretaciones del año.
Les acompañan en el reparto Guillermo Pfening (Nadie nos mira, Wakolda, Distancia de rescate), Celso Bugallo (Mar Adentro, Los lunes al sol), Pol Monen (Amar, ¿A quién te llevarías a una isla desierta?, Tu hijo), Raúl Jiménez (Tarde para la ira) y María Rodríguez Soto (Els dies que vindran).
El productor y director Carles Torras ha manifestado su entusiasmo respecto a la interpretación del actor protagonista: “Mario se encuentra en el mejor momento de su carrera. En El practicante ha realizado un trabajo de gran madurez interpretativa, demostrando ser uno de los mejores actores de su generación. Su transformación durante el rodaje fue tan impresionante que nos llegamos a preocupar por los efectos que pudiera tener en su salud física y mental. Cuando el público vea la película va a quedar profundamente impactado”.
Por su parte, sobre la construcción del personaje Mario Casas ha declarado que comenzó con la visita al Centro Nacional de Parapléjicos de Toledo donde trató con pacientes que tenían la misma lesión. Después en el Institut Guttmann en Barcelona conoció a Mario Roque, que le ayudó incluso en el rodaje. La faceta psicológica la trabajaron desde la figura de un sociópata: “dar vida a alguien con tantas aristas, me resultaba muy atractivo. Carles y yo teníamos claro el enfoque, pero además trabajamos en sintonía con el coach de interpretación Gerard Oms. Hablé también con un psiquiatra sobre los patrones de este tipo de sujetos, que no empatizan con los demás y apenas sienten emociones”.
Un reparto internacional
Por último, Déborah François ha añadido que para ella fue un desafío aprender castellano en dos meses “me atrajo la seguridad de Carles a la hora de escogerme para dar vida a Vane, por su instinto de supervivencia. La película es un viaje a los infiernos en el que Vane va descubriendo la personalidad de manipulador de Ángel. Me pareció un bonito reto trabajar con Mario, un actor que forma parte de una categoría de intérpretes que se vuelcan a la hora de dar vida al personaje”.
Tras su bagaje en el ámbito internacional, el productor Miguel Ruz ha manifestado su satisfacción por haber podido conseguir que vea la luz un proyecto que ha nacido con la vocación de acceder a un público mundial desde su génesis. Con ese fin, se seleccionó a un reparto internacional de prestigio, se avaló la propuesta personal de un director y productor con proyección en ambas facetas de un film que, según ha declarado, “por la calidad de su equipo técnico y su personalidad cinematográfica podía haberse rodado en cualquier otro país”.
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