- La restauración, el alquiler de vehículos, la industria textil, la peluquería o la ferretería serán algunos de los sectores en los que cada semana un jefe se infiltrará en su propia empresa bajo una falsa identidad
- En el quinto programa de la temporada, El Jefe Infiltrado será Julio Sánchez, socio fundador de La Mordida, que se adentra hasta lo más profundo de la empresa para saber cómo trabajan sus empleados
Desde la restauración, al alquiler de vehículos, pasando por la industria textil, la peluquería, perfumería, empresas de mobiliario y hasta un grande de la ferretería; cada semana un jefe se infiltrará en su propia empresa bajo una falsa identidad. Trabajará codo con codo con sus empleados, afrontará riesgos, se emocionará y tomará decisiones que cambiarán para siempre la vida de sus trabajadores. Lo que ellos nunca sabrán es que su nuevo compañero de trabajo en realidad es… el jefe infiltrado.
Así es la quinta entrega de El Jefe Infiltrado
Esta semana Julio Sánchez, socio fundador de La Mordida, empresa líder en gastronomía mexicana, comprobará bajo una identidad falsa que a algunos de sus trabajadores en ocasiones les falta paciencia, que necesitan un poco de estímulo para trabajar, que tienen que enfrentarse a situaciones desagradables, y conocerá historias ante las que no podrá contener su emoción.
Los orígenes de La Mordida se remontan a un pequeño restaurante de Madrid en el que había tertulias muy interesantes a las que acudían diversas personalidades. Con ánimo de que no desapareciese después de su traspaso, él y su amigo Joaquín Sabina se embarcaron de lleno y de casualidad en el mundo de la restauración en el que más de diecinueve días y quinientas noches después han convertido su empresa en la líder de la gastronomía mexicana en España, ofreciendo sus sabores y texturas a más de 4 millones de clientes en sus más de 15 restaurantes.
El jefe infiltrado, extrovertido y exigente, dejará atrás su look de eterno joven de la movida para convertirse en un señor de Teruel que quiere aprenderlo todo para poder franquiciar su bar de pueblo. Bajo su nueva identidad quiere conocer de primera mano si los clientes son bien atendidos, si los empleados desarrollan bien su trabajo y compensar de alguna forma a la gente que lo está haciendo bien.
En el almacén central de la compañía comprobará cómo son abastecidos diariamente sus restaurantes de la mano de un empleado con un curioso sistema de organización. Celebrará la noche de los muertos en uno de los restaurantes con más movimiento de la compañía junto a una camarera cuya cabeza funciona a dos mil por hora. Aprenderá en la cocina con una veterana empleada que lleva más de quince años al servicio de la empresa y trabajará en Ricos Tacos, marca de la compañía concebida para el público más joven, con una dependienta que siempre ve el taco medio vacío. Al final de esta experiencia también comprobará si uno de los pilares fundamentales con los que creó su empresa sigue en pie: el compañerismo y respeto entre trabajadores.
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