Artùr Dainese y Jaime Nava, enfadados con Supervivientes con su primera sorpresa

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    Hoy es el día de las visitas para los olvidados en Supervivientes. Después de más de dos meses aislados, Artur Dainese y Jaime Nava han recibido su primera sorpresa del concurso: la visita de Valentina, la madre de Artur, y Begoña, la hermana de Jaime Nava. Pero la organización ha querido jugar con ellos antes de que se encuentren, y al principio de todo les hacía elegir a los concursantes entre dos palitos, uno de cada color. «Los palitos en realidad no tienen nada que ver, vamos a cruzar sus visitas primero y luego se verán con sus respectivas familiares», confesaba Ion Aramendi al público. Un secreto que ni siquiera las propias familiares conocían.

    Para la madre de Artùr, Valentina, esta visita era especialmente emotiva pues confesaba que «nunca hemos estado separados tanto tiempo. Hace un año y medio tuvimos un suceso en la familia y desde entonces hemos estado mucho más unidos su abuela, él y yo».

    La ucraniana necesitaba de traducción simultánea para hablar con Ion Aramendi pues solo sabe ucraniano, italiano y algo de inglés, lo que daba lugar a una surrealista escena cuando se encontraba con Jaime, quien intentaba hablar con ella con el poco italiano que ha aprendido gracias a Artùr Dainese. «El tuo figlio es como un fratello per me», aseguraba Jaime a Valentina quien no entendía la palabra ‘fratello’ hasta que el jugador de rugby contestaba con un ‘brother’ que la ucraniana sí que entendía, aprovechando para agradecerle haber tratado tan bien a su hijo. Finalmente, Jaime se iba de la isla y escuchaba a Ion Aramendi decirle que esa era la visita: «esto es a prueba psicológica, vais a acabar con nosotros, hay límites».

    Tras ello, Begoña llegaba a la playa Pelícano donde estaba Artur esperando aún. «¿Quién eres?», le preguntaba el italo-ucraniano a la hermana de Jaime al llegar, mostrándose totalmente desconcertado. «Es la visita para Jaime… ahora llegará supongo…», explicaba el modelo quien se quedaba sorprendido cuando Ion le decía que no, que el palito había designado estas visitas, ante lo que se quedaba a cuadros.

    «Todo raro hoy, brother. Tengo un mensaje para ti, ¿viste a mi madre?», explicaba Artur a Jaime cuando se veían. «Sí. ¿A quién has visto tú? ¡A mi hermana!». Ambos se abrazaban y lamentaban no haber visto cada uno a su visita pues habían entrado en la dinámica del juego: «no entiendo, ¿por qué? ¿rojo o blanco? ¿cómo es posible que tenga a mi madre aquí y no puedo abrazarla?», se lamentaba el italo-ucraniano; «¿de qué va esto?», le preguntaba Jaime a Ion, «no. Queremos ver a nuestra gente ahora, ¡con esto no se juega! ¿Esto qué es: la edición especial ‘puteo’ a Artur y Jaime?».

    Tras ello, se unían con sus compañeros para la última expulsión de los olvidados, pero antes la organización les esperaba una sorpresa. Pero no para ellos sino para Diego que recibía la llamada telefónica de su madre, ante la cara de indignación de Artur que no podía evitar pensar en la suya que estaba apenas a unos metros de él y aún no la había podido ver.

    Luego era el turno de Begoña, que llegaba a la plataforma donde se encontraban todos y le hacía entrega del sonajero de su hija, y Artur no podía contener el desconcierto hasta que Ion le indicaba que su madre estaba a unos metros y corría hacia ella. «Todo está bien, estoy muy feliz, estás muy delgado», le decía Valentina a su hijo.


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