La relación de Julio Iglesias con Pablo Escobar y otras cosas que no sabías sobre él

A lo largo de sus 50 años de carrera, Julio Iglesias se ha consolidado como uno de los artistas más reconocidos del mundo. Desde su debut, ha vendido más de 300 millones de discos en 14 idiomas, en 2013 se le otorga el Récord Mundial Guinness por ser el artista latino que más discos ha vendido en el mundo, y tiene en su haber 2.600 álbumes de oro y platino. Pero también ha sido protagonista de anécdotas realmente increíbles, como las que se cuentan en «Julio Iglesias. la Biografía», escrita por Óscar García Blesa.

Julio fue siempre un niño hipersensible. En una ocasión relató el mayor castigo que le podían infligir: encerrarle. De pequeño, cuando llegaba a casa con malas notas, algo frecuente sobre todo en ciencias, su madre le encerraba en el baño para que pensase. Tras media hora, comenzaba a gritar y al abrirle la puerta salía corriendo hasta el balcón para que el aire inundara sus pulmones. De aquellos días conservó una obsesión casi enfermiza por la libertad física, ampliada notablemente años después al estar a punto de quedarse parapléjico tras el accidente en 1963. Esa inmovilidad que padeció durante dos meses le dejó una marca de por vida: el miedo a ver limitada su capacidad de movimientos. Por eso, entre otras cosas, siempre ha tenido miedo a volar, a pesar de haberse pasado media vida en su jet privado.

Tras al terrible accidente que truncó su carrera deportiva, vivió muchos momentos de desesperación. Atrapado en su cama por un tiempo indefinido, su padre le regaló una armónica: «La tocaba muy bien el jodido, tenía mucho oído», recordaba el doctor Iglesias. Pero fue una guitarra de 600 pesetas, regalo del practicante que ayudaba al doctor Iglesias en el sanatorio de Alienza, quien encendió la mecha. ¿Quién le iba a decir a Julio que el padre Anselmo se equivocaba cuando le dijo al escucharle entonar el Ave María de Bach: «Tú al fútbol, que lo tuyo no es cantar».

Se convirtió en el primer artista internacional en tener un especial de televisión en directo en la Televisión Nacional China en Pekín, con una audiencia de 400.000.000 de televidentes (1988). Y el 19 de diciembre de 2018, la Academia Americana de la Grabación le otorgó el Premio a toda una carrera (Lifetime Ach¡evement Award).

Actuó por primera vez en el emblemático Madison Square Garden de Nueva York en 1976, donde estableció todo un récord de taquilla, agotando las entradas en el más corto lapso de tiempo registrado jamás por un artista en ese lugar.

Entró a formar parte como socio propietario del equipo de baloncesto Miami Heat de la NBA. Sus entradas a pie de pista las tiene donadas a una ONG que saca beneficio de ellas para ayudar en sus proyectos sociales,

El mismísimo Bob Dylan, en un ascensor en Sao Paulo, le dijo: «Oye, Julio, a ver cuándo empiezas a grabar mis canciones, chico».

Cuenta la leyenda negra que el régimen de Pinochet mantuvo un centro de detención y tortura secreta en la calle Irán 3037, en Santiago. Uno de sus apodos era La Discoteca. Los detenidos han dado testimonio de cómo los obligaban a escuchar, entre otros temas, «Soy un señor, soy un truhán». Los torturadores lo reproducían sin parar a un volumen ensordecedor, para ahogar el sonido de los gritos de sus víctimas.

En los años ochenta, y tras tropezar dos veces con la misma piedra —Julio había rodado dos películas y estaba claro que lo de ser actor no iba con él— Milos Forman lo llamó para rodar «Habana», filme que finalmente protagonizaría Robert Redford. Consciente de sus limitaciones, ante la propuesta del cineasta Julio fue categórico: «Si ustedes quieren que mi carrera se vaya a la mierda, ¡contrátenme!».

En 1995 en el diario ABC apareció una sorprendente noticia. Aparentemente, durante el cautiverio de su padre a manos de ETA, Julio Iglesias habría solicitado el asesoramiento de Pablo Escobar y este le habría ofrecido el envío a España de un comando de élite de su organización para solucionar el asunto. Los dos habían coincidido en ula na discoteca Los Años Locos de la ciudad de Cali en 1979. También se dice que Escobar intenó que cantara en su hacienda, y más tarde, que se planteó secuestrar a Chabeli, en 1985.

Julio Iglesias fue crucial para el estreno de «Thriller» en España. Mientras el álbum de Michael Jackson era número 1 en medio planeta, en España permanecía en el anonimato. El presidente de CBS Internacional, en un encuentro con Julio, le preguntó cómo era posible esto. «Julio, haz algo. Tanto que presumes de lealtad a la compañía, de ser un hombre de empresa, que lo eres, usa tus influencias, tus contactos, los necesitamos». Y de ese modo TVE, a través de la estrella española, estrenó «Thriller».

AC/DC y Julio Iglesias lideraban en 1985 la lista de artistas «neofascistas» para la URSS. Lo mismo le pasó a Talking Heads «por atentar contra los valores socialistas», a Alice Cooper, Black Sabbath, Scorpions, Iron Maiden, Village People, Tina Turner, Donna Summer, Pink Floyd, Los Ramones, Judas Priest, Kiss o Van Halen, cada uno por diferentes motivos.

Julio Iglesias no solo es un experto en vinos, pasión que le llegó al probar en casa de la familia Rothschild un Chateau Lafite del 61 junto a otro invitado extraordinario, Roman Polanski. Es también poseedor de una de las bodegas privadas más importantes del mundo, en palabras de su amigo Alejandro Pesquera. También es socio de las bodegas Montecastro, en Castrillo de Duero, junto a otros propietarios como Pedro J. Ramírez. Aunque le molesta pagar más de 50 dólares por una botella, una vez gastó un millón de dólares para conseguir dos cajas de Romanée- Conti del 85 que no estaban a la venta.

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