Mientras las temperaturas suben, las capas de ropa bajan más y más y, con ellas, el grosor de los tejidos que conforman los estilismos. Además de la practicidad que hace que las opciones más finas y ligeras sean idóneas para las temperaturas más altas, las pasarelas han dictado tendencia y han puesto en el punto de mira las transparencias a través de tules, organzas, encajes y gasas como hemos podido presenciar en las propuestas de Gucci, Valentino, Dior o Tory Burch, entre otras destacadas firmas. Este último tejido es el rey por excelencia, siendo más discreto que los dos primeros. Aunque pueda caerse en confusión, la gasa es más ligera, suave y flexible que la organza o el tul. Otra de sus grandes características es la transpirabilidad, haciendo que sea aún si cabe más apropiada para el verano.
Más allá de sus características, este tejido regresa cada año y a diferencia de sus compañeros nunca pasa de moda. Es por ello que es habitual encontrarlo sin cesar en estilismos de prescriptoras de estilo sobre todo a través de vestidos, bien sean lisos o estampados.
Este año son los de largo midi o maxi los que se han convertido en una de las opciones más recurridas del street style y más especialmente en las versiones protagonizadas por estampados florales o en tonos lisos pero completados con volantes.
Teniendo en cuenta el período vacacional, los vestidos de gasa son además una perfecta opción para incluir ya que apenas ocuparán espacio en la maleta y la gasa no se arruga tan fácilmente como otros tejidos veraniegos como el lino.
¡Lo quiero!
¡Lo quiero!
¡Lo quiero!
¡Lo quiero!
¡Lo quiero!
¡Lo quiero!
¡Lo quiero!
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