Tras cinco años al frente de Mulberry, a mediados del pasado mes de marzo Johnny Coca abandonaba la firma inglesa. A pesar de que en el comunicado oficial se explicaba que su última colección sería la de la próxima primavera/verano 2021, que se presentaría en septiembre, parece que los acontecimientos se han precipitado dada la situación que la crisis sanitaria ha provocado. Así, ayer por la tarde Louis Vuitton hacía público que el sevillano sería a partir del próximo 2 de junio el director de marroquinería para las colecciones de mujer.
El nombramiento suena de lo más prometedor, dado el historial de Coca que llegó a Mulberry en 2015 desde Céline. Sí, cuando la firma se escribía con acento en la primera e y estaba capitaneada por Phoebe Philo, responsable de hacerla el último bastión de la moda femenina, depurada e intelectualizada. Junto a ella Coca ejerció de director de diseño de accesorios y joyas, siendo responsable de algunos de los iconos que forjaron la estética de la década. Pensemos en bolsos como el Trio, el Luggage, el Trapeze o en zapatos como las deportivas sin cordones y las sandalias peludas. Todo obra del ingenio del sevillano.
Aunque para Mulberry también ha trabajado las colecciones de pret-a-porter, su fichaje para Louis Vuitton le devuelve al campo de juego donde mejor se mueve. Por eso solo podemos vaticinar que, bajo las directrices de Nicolas Ghèsquiere, director creativo general de la casa parisina, la sinergia puede resultar de lo más interesante.
Conviene recordar también que Coca antes que en Céline estuvo en Bally, firma a la que llegó desde Louis Vuitton, en la que fichó recién licenciado como estudiante de la escuela de Bellas Artes de París para formar parte del equipo de diseño de accesorios. Un círculo completo que ahora se cierra y al que el diseñador se ha referido así: Me siento muy honrado de volver a esta prestigiosa Maison, símbolo del espíritu del viaje, donde imaginación e innovación se unen junto con los más altos estándares de excelencia. Es un gran honor unirme a Nicolas Ghesquière y al equipo de Louis Vuitton para continuar desarrollando las colecciones de marroquinería de mujer. Para mí, el viaje ha llegado a su fin en el mismo lugar donde tuve la suerte de perfeccionar mi pasión de por la artesanía y aprender los principios de la marroquinería: en los talleres de Louis Vuitton en Asnières. Comienza un nuevo capítulo en mi propia aventura creativa en este laboratorio extraordinario que combina tradición e innovación”.
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