Pata de gallo: cómo llevar el estampado más elegante – Tendencias

Aunque en el idioma español lo comparemos con la pata de un gallo, los anglosajones encontraron en él un parecido mayor a los dientes de los perros (houndstooth). Sea cual sea su verdadero parecido, el estampado pata de gallo es toda una institución en el mundo de la moda. Su origen se sitúa en las tierras bajas escocesas, donde se creó al alternar cuatro hilos claros y cuatro oscuros de lana. Su popularidad comenzó con la aristocracia británica del siglo XIX y, hasta el siglo XX, fue todo un símbolo de estatus.

Su paso más importante en la moda llegó en 1948 de la mano de Christian Dior, quien lo incorporó a su colección de Alta Costura Primavera/Verano, a pesar de que ahora es un estampado asociado a las épocas más frías del año. Además, la icónica maison francesa incorporó también este estampado en las cajas de los perfumes, rebautizándolo como Houndstooth Check. Posteriormente llegarían los zapatos de Roger Vivier, los trajes de Chanel y el amor eterno de Audrey Hepburn por este estampado.

A día de hoy, la pata de gallo sigue más que presente en la moda actual, bien sea en su formato más atemporal en blanco y negro como en variaciones de carácter colorista.

Este print es una constante en los estilismo de Kate Middleton o la reina Letizia. Mucho antes que ellas, era Lady Di quien lo lucía mezclándolo en dos tonos diferentes.

Una temporada más este estampado ha estado presente en diferentes pasarelas. Con ligeros detalles en Chanel, en los bolsos de Versace o en llamativos tonos en Rokh.

El abrigo de pata de gallo es una de las prendas estrella con este estampado como protagonista. Aunque puedes añadir color, la forma más sencilla de llevarlo pasa por utilizar básicos en blanco y negro.

Abrigo de pata de gallo, de Marine Serre (2.100 euros).

¡Lo quiero!

Las americanas de pata de gallo son la prenda perfecta para los looks de oficina, añadiendo un toque diferente pero combinando a la perfección con básicos de fondo de armario como camisas blancas o pantalones sastre negros.

Americana de pata de gallo, de The Kooples (358 euros).

¡Lo quiero!

Como si de la propia Emily in Paris o Blair Waldorf se tratara, optar por un estilismo de pata de gallo de pies a cabeza es siempre buena idea. No hace falta que el estampado sea idéntico en todas las prendas que lo conformen, jugar con el tamaño del mismo puede ser un gran acierto. Eso sí, minimalismo al poder en materia de accesorios.

Chaqueta de tweed, de Bershka (29,99 euros).

¡Lo quiero!

Minifalda de tweed, de Bershka (22,99 euros).

¡Lo quiero!

Asimismo, los pantalones de este estampado son capaces de crear un look perfecto añadiendo un sencillo jersey de cuello cisne y botas negras.

Pantalones de pata de gallo, de Dior (2.200 euros).

¡Lo quiero!

Una buena forma de implementarlo en los estilismos es hacerlo en pequeñas dosis, a través de un bolso por ejemplo.

Bolso con estampado pata de gallo, de Uterqüe (99 euros).

¡Lo quiero!

Como prenda estrella de la temporada, el chaleco no podía faltar en este versátil estampado. Llévalo con camisas blancas y ajústalo con cinturones.

Chaleco de pata de gallo con botones joya, de Mango (39,99 euros).

¡Lo quiero!

Aunque el estampado de pata de gallo referencia sea en blanco y negro, existen versiones llenas de color que lo actualizan y refrescan.

Minifalda con estampado de pata de gallo, de Karl Lagerfeld (147 euros).

¡Lo quiero!

Bien sea a través de unos stilettos o de unas botas, este detalle en calzado puede transformar por completo un estilismo monocromático.

Botas de pata de gallo, de Gianvito Rossi (591 euros).

¡Lo quiero!

Jerséis y cárdigans también se bañan de este estampado y lanzan la apuesta más casual para llevarlo.

Cárdigan de pata de gallo, de Sandro (245 euros).

¡Lo quiero!

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