Nicolás Montenegro, el diseñador español que dejó Dolce & Gabbana para trabajar con artesanas de su pueblo sevillano

Con una carrera dedicada a ser un eslabón más en el proceso de creación de firmas de lujo como Dolce & Gabbana o Max Mara, Nicolás Montenegro decidió lanzarse a crear su propia firma justo en plena pandemia. Impulsado por su familia, el joven diseñador debutó con su marca homónima, Montenegro, en una colección fantasía de vestidos de novia. Eligió el sector ‘bridal’ porque lo imaginaba todo en blanco, el color de la libertad, un concepto muy necesario tras el confinamiento de los meses anteriores. Y desfiló con esa colección en la Valmont Barcelona Bridal Week en septiembre del pasado 2020. Justo antes de presentar su siguiente colección en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, el diseñador charla con Vanity Fair sobre cómo concibe su trabajo en la actualidad.

“Desfilar en Allianz EGO es un privilegio que me enorgullece y que se lo debo a muchas personas que luchan por mi sueño sin descanso”, declara sobre lo que siente los días previos al gran desfile. Además, esta es una edición muy especial en la que opta a dos premios: El premio Mercedes-Benz Fashion Talent y el Allianz EGO Confidence in Fashion. “Me siento muy agradecido de ser uno de los candidatos una vez más y es una oportunidad de calidad para los diseñadores españoles que queremos seguir adelante con nuestros proyectos”, asegura con respecto sus candidaturas a los galardones, para los que ha sido seleccionado por ser un diseñador joven con talento, creatividad y haber dotado de un alto componente de sostenibilidad a sus colecciones.

Sin embargo, humilde y con los pies en la tierra, el diseñador confiesa que no le importa no ganar, que de lo que más ganas tiene es “de seguir trabajando”. Por eso, cuando termine el desfile se centrará en disfrutar y celebrar el trabajo realizado con su familia y sus amigos. La mejor forma de empezar será en el Kissing Room del propio IFEMA con una copa de Mar de Frades, el vino oficial de esta Fashion Week.

Tras hacerlo en Milán durante años y descubrir lo más alto de la moda de lujo a nivel profesional, Nicolás Montenegro volvió a España para trabajar con Yolancris. En la mencionada enseña se notó destacadamente la mano virtuosa del diseñador y empezó a recibir encargos privados de celebridades como Pamela Anderson, Sita Abellán o Bad Gyal. El siguiente paso era, naturalmente, crear su marca. Pero no siempre lo tuvo tan claro: “Con mi primera colección todo fue incertidumbre. Si no llega a ser por mi padre, que me hizo prometérselo, quizás a día de hoy Montenegro no existiría”, se sincera.

Su familia siempre ha sido su mayor apoyo. Empezó desde muy pequeño, como tantos otros grandes de la industria, sabiendo que la moda era su pasión. “Aconsejaba a mis hermanas y mi madre cuando se vestían”, revela. Ahora que su vida ha cambiado por completo, siente que no es un pequeño eslabón de una gran cadena como era antes, sino que su trabajo “se ha convertido en una pequeña cadena con eslabones muy pequeños que prácticamente gestiono yo solo”.

La referencia a lo pequeño no es gratuita. El sevillano ha revisitado sus raíces y confía en artesanas experimentadas de su pueblo, Lantejuela, para crear sus colecciones. En el equipo son apenas tres personas, pero todo el mundo está dispuesto a ayudar siempre. Si hace falta coser botones y los tiempos son limitados, incluso su madre se pone manos a la obra para sacar el trabajo adelante.

En la Sevilla rural que lo vio crecer es donde ha encontrado la calma y la perfección inexacta de la artesanía española. “Intento explotar al máximo mi origen porque soy amante de mi pueblo y de dar voz a tantas personas competentes”, reconoce. Las mujeres en las que confía también se enfrentan a retos diarios, que consiguen sortear satisfactoriamente. “Lo más difícil es tener la presión de saber que aquí hay tejidos que valen más de 200 euros el metro, así que no puede haber lugar a error. Cuando lo hay, toca deshacer y volver a empezar", confesaban las costureras del taller de Montenegro a la revista Vogue el pasado mes de julio.

La artesanía siempre va ligada con la sostenibilidad, puesto que junto a ella se buscan los materiales más naturales y se utiliza hasta el último recurso, sin desperdiciar nada. “Es importante hacerlo todo desde el kilómetro cero, para crear una cadena sostenible que se aleje de los grandes retailers de fast fashion”. Es, además, una de las claves por las que opta a los dos premios dedicados al talento joven de esta edición de la semana de la moda madrileña.

Sin embargo, la sostenibilidad no tiene por qué estar ligada a diseños poco favorecedores como se ha creído durante mucho tiempo. Las creaciones de Montenegro están confeccionadas para empoderar a cualquier mujer. Detrás de esa visión feminista de la moda está su hermana Isa, “que trabaja en una empresa masculina y luce prendas con actitud”. Y continúa: “soy partidario de llevar este tipo de prendas día a día”. Se refiere al carácter festivo de sus colecciones con apliques, pedrería, tejidos especiales… En definitiva, prendas llamativas y distintivas que se alejan de la Alta Costura para acercarse al Prêt-à-Porter. “Ese concepto puede sonar muy grande para relacionarlo con mis diseños”, confiesa.

Esto es solo el principio de Montenegro. En sus próximas colecciones encontraremos “mucha pasión, fiesta, alegría y ganas de comerse el mundo”. El diseñador se confiesa al final de esta entrevista y afirma que Kate Moss, Kate Blanchett o Julianne Moore están entre las mujeres que sueña vestir. “Y si me lo permiten, hasta a la mismísima Penélope Cruz”, termina.

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