Aún no ha llegado Black Friday, pero ya estamos inmersas en unaverdadera tormenta de mensajes publicitarios que nos bombardean con ofertas y descuentos de todo tipo. Seguramente habrá quien esté esperando a este momento para comprar artículos que necesita y que el resto del año están fuera de su alcance. Sin embargo, la mayoría nos dejaremos llevar por los cantos de sirena publicitarios y terminaremos comprándonos ropa o algún que otro gadget que no necesitamos. Todo por el impulso irrefrenable de aprovechar la oferta. Menos mal que existen marcas que nos recuerdan lo evidente: nuestro nivel de consumo está terminando con el planeta. Desde ya, las compras que para unas son exquisita sofisticación, para otras son falta total de civilización.
Ecoalf, la firma fundada en 2012 por Javier Goyeneche para demostrar que la moda sostenible es viable, lidera un año más la nómina de marcas sensibles. Ha creado el hashtag #RecyclingBlackFriday para concienciar sobre el «despilfarro textil» y cómo los químicos, pesticidas y agua consumidas por las fábricas de ropa están acabando con campos, ríos y océanos para suministrarnos prendas baratas que «durarán, como máximo, tres años en los armarios». El impacto medioambiental de nuestro consumo desaforado es letal para los ecosistemas. Recordemos: Ecoalf convierte en hilo de alta calidad y tejidos los residuos del fondo marino. En la última década han reciclado más de 200 millones de botellas de plásticos.
La correlación de fechas, primero Black Friday para el comercio textil y luego Ciber Monday, para los gadgets tecnológicos, no es casual: la industria de la moda y la de la electrónica están entre las más contaminantes del planeta gracias a nuestra voracidad compradora. Por eso marcas como Mónica Cordera defiende su concepto «slow» de la moda, rehusando participar en una fiesta de la oferta que puede ser vista como un agravio comparativo por las compradoras que sí adquieren su ropa sin descuentos. «Nuestras colecciones son limitadas y no fabricamos de forma masiva», explican. «Apoyamos la moda a precios justos por productos elaborados artesanalmente en España, con los más altos estándares de calidad, ética y profesionalidad». Este punto es importante: solo las grandes empresas, las que fabrican en grandes cantidades, pueden permitirse estas ofertas. Si nuestro bolsillo no nos aprieta, ¿de verdad queremos seguir engordando los beneficios de los grandes gigantes del textil a costa del talento de nuestros creativos, de esas marcas que crean y producen aquí?
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