Hace mucho tiempo que sigo a Leandra Medine. Desde que se diera a conocer al mundo, allá por por 2009, a través de su blog Man Repeller, ha llovido mucho. La neoyorquina ha demostrado con creces que no es una bloguera más y su página web –reconvertida en una poderosa empresa de moda– da trabajo a más de quince personas. Desde sus comienzos, Leandra jugaba a la extravagancia y a salirse del tiesto con un ingenio del que pocas pueden presumir. A día de hoy, sus redes están llenas de acidez e ironía y los stories que sube a Instagram –en los que suele hacer un repaso de cada día de la semana– son un bálsamo que cultiva el sentido del humor y la risa fácil –sus gemelas y, Laura y Madeline, merecen un artículo solamente para ellas–.
De Leandra se ha dicho que no es la más guapa y que peca de exceso de delgadez, pero lo que nunca nadie podrá decir es que carece de estilo. Sus looks van desde el clasicismo atemporal de una camisa masculina y unos vaqueros rectos hasta la excentricidad de unos pantalones estampados con un jersey alpino o una camiseta de rayas, sabe ser sobria y divertida al mismo tiempo, se inventa las tendencias y las pone en práctica con acierto. Desde que comenzara la cuarentena en Nueva York, la empresaria ha continuado haciendo gala de su desparpajo y de su sexto sentido para saber qué llevar en cada momento. No importan las largas horas en casa ni la imposibilidad para cortarse el pelo, hacerse la manicura o ir de compras. Pasarse por su feed de Instagram siempre resulta inspirador y, en cierto modo, curativo porque, incluso durante estos días extraños, Leandra posee el poder de hacerme sonreír y eso, queridas amigas, yo lo valoro mucho.
El éxito radica en el equilibrio
https://www.instagram.com/p/B_UrrHZnYDJ/
Si alguien puede ponerse unos shorts deportivos –en este caso firmados por Nike–, negros con una chaqueta elegante con detalles de tweed sin que resulte estrafalario, esa es Leandra Medine. Lo que a muchas escandalizaría, ella lo lleva con pasmosa naturalidad, como si fuera el perfecto look de teletrabajo. El pelo suelto y desaliñado y el no make up forman parte de su identidad. No le importa estar despeinada y le dan igual sus ojeras, ahí radica parte de su atractivo.
La inspiración marinera como forma de vida
Atención al pañuelo de polka dots a modo de cinturón y a la gama de colores del look. Las camisetas y los jerseys de rayas son un básico del vestidor de la neoyorquina, las tiene en infinitas versiones y las combina mejor que las francesas. De ella aprendimos que la inspiración marinera es siempre una buena idea.
Llevar un pijama es un acto liberador
Karl Lagerfeld decía que el chándal era, estilísticamente hablando, un símbolo de derrota. Sin embargo, y más en estos tiempos que corren, dejarse seducir por el poder reconfortante de un pantalón de buen algodón que no marque ni apriete resulta curativo. Con el pijama sucede algo similar. El status de este humilde conjunto de camisa y pantalón sueltos y satinados ha ido escalando puestos en el podium de la elegancia y, aunque todavía pocas se atrevan a salir con este dos piezas a la calle, teletrabajar en casa vestida con un pijama (de lujo) es, hoy por hoy, el mayor acto de rebeldía.
Mezclar estampados como declaración de intenciones
Y más cuando se trata de una camisa de flores Liberty y una falda pareo de inspiración étnica. Las flores son ese estampado que trascienden lo meramente estético y configuran el concepto de pertenencia. A las flores les pertenece la primavera, los días larguísimos y la alegría de la vida. Si no existieran, tendríamos que inventarlas. Parte de su éxito reside en su autenticidad. Algo similar le sucede a Leandra.
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