¿Tu pareja tiene menos ganas de sexo que tú? Que no cunda el pánico

La rutina, las épocas de estrés… puede que si llevas ya algún tiempo con tu pareja, vuestra vida sexual no sea como al principio. Hay diversos factores que influyen en la asiduidad con la que mantenéis relaciones. Estos factores, sumados a que (y no es nada negativo) tenéis niveles de apetito sexual distintos, pueden desencadenar problemas dentro de la pareja.

Y es que, socialmente, consideramos que esta desigualdad en el apetito es sinónimo de falta de amor o deseo por la otra persona. Mucho más lejos de la realidad: no todos tenemos el mismo apetito y por ende, que tu pareja no sea tan activo sexualmente como tú no quiere decir que vuestra relación vaya a a ser un fracaso. Es más, tiene sentido: si no le dais la misma prioridad al sexo, es normal que sea difícil conseguir un equilibrio entre ambos.

Para solucionar este problema debes tener en cuenta dos factores. El primero es que, un no, no significa que tu pareja haya perdido el deseo por ti, y el segundo, es que ser 100% compatible con la otra persona en la cama es, cuánto menos, una tarea -casi- imposible. ¿Qué puedes hacer para que este hecho no interfiera en tu vida de pareja?

Puede parecer una obviedad, pero en la comunicación está la clave. Si para la otra persona el sexo no es una prioridad, debes aceptarlo. Hablando solucionaréis el problema. El hecho de introducir prácticas nuevas en vuestra relación, como por ejemplo algún juguete, también puede ayudar a que os sintáis más emocionados, y por ende, que la llama vuelva a despertarse.

Invertir en los preliminares es también una buena solución para sentiros conectados sin la presión de cumplir con ciertas expectativas en el sexo. Así investigaréis qué es lo que os gusta y podréis centraros únicamente en las sensaciones. Si acaba en relación sexual, perfecto. Y si no lo hace, siempre hemos dicho que las sesiones de ‘petting’ siempre han estado infravaloradas.

La clave está en no sentirnos dolidos ante los comportamientos o ‘rechazos’ de la otra persona, sobre todo, si estos están basados en la confianza y el respeto. Hay que entender, que quizás, no compartís el mismo apetito sexual. Y con comunicación, se puede resolver. La clave está en discutirlo y compartir los diferentes puntos de vista.

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