Elena Rodríguez se ha confesado por primera vez con sus compañeros de la isla y les ha hablado sobre su temprana maternidad y su familia ‘desestructurada’ en la que solo Adara se habla con su padre (y tras GH VIP ni eso). «Si lo único que tienen es una madre que no para de trabajar, de limpiar, de cocinar… es que no queda tiempo», se lamentó sobre la infancia de sus dos hijos, Adara y Aitor. «Y yo de verdad que es una cosa de la que me arrepiento muchísimo y cuando veo a Jorge que los levanta pronto, les hace sus zumos, que te tiras al suelo a jugar con ellos… «, y se derrumbó mientras el Guardia Civil trataba de consolarla y le decía que tenía que estar muy orgullosa de haberlos sacado adelante «en sus circunstancias».
«Me equivoqué», ha asegurado entre lágrimas, y ha lanzado un mensaje en alto: «Tengo la esperanza de encontrármelos de la mano el día que llegue al plató». Y es que, según ha confesado, cuando llegan fechas especiales es un infierno para ella: «No deseo que lleguen las Navidades porque no quiero dividirme, quiero estar con los dos y poder reírme y disfrutarlos, quiero que se perdonen pero no hay forma», decía entre lágrimas.
Elena se siente culpable de su distanciamiento: «La culpa ha sido mía porque en vez de haber trabajado tanto y haber luchado tanto por otras cosas tenía que haberme tirado al suelo con ellos. Y cuando se peleaban tenía que haber dicho no». La relación entre Adara y su hermano está tan rota que Elena asegura que «ha llegado un punto que no puedo ni decirles por qué no lo arregláis».
Mientras su madre se rompía en Honduras, la ganadora de GH VIP 7 entraba en directo en Mujeres y hombres y viceversa. Cuando Toñi Moreno le preguntaba qué sentía al ver así a Elena, Adara aseguraba que «entiendo que le pueda doler el tema pero no debería haberlo sacado». La madrileña aseguraba que «la puedo entender como madre pero ella también tiene que respetar la situación que hay», en referencia al conflicto que mantiene con su hermano Aitor. Su frialdad sorprendía a Toñi, que le decía que la notaba a la defensiva pero Adara contestaba que no, «que se le rompía el alma» al ver así a su madre. «Esta es una conversación pendiente», reconocía mientras aseguraba que «hay tanto acumulado… cuando se discute con una persona y se deja pasar el tiempo…». Pero Nagore le preguntó si las diferencias eran irreconciliables y ella abrió una puerta a la esperanza.
Con la moral por los suelos y sin fuerzas
El bajón anímico ha coincidido con su peor momento físico. La triatleta acabó última en la última prueba de recompensa y eso la ha minado: «No tengo fuerza y me da rabia. No doy una. Soy una mierda de tía, joder», decía entre lágrimas. Menos mal que Ferre, el dios de la isla, consiguió animarla tanto a ella como a Alejandro Reyes, que se mareó tras la prueba.
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