Stephanie Winston Wolkoff, la antigua mejor amiga de Melania a la que ahora odian los Trump

Stephanie Winston Wolkoff es una princesa de Manhattan. Culta y refinada, se casó en el hotel más elegante de Nueva York, el Pierre, con un heredero inmobiliario, se instaló en un apartamento de Park Avenue y trabajó 10 años como organizadora de la Gala Met de Vogue USA. Anna Wintour, la directora, la llamaba “general Winston”, porque se ocupaba de la lista de invitados más complicada del mundo.

¿Quién es?:

  • Creció en los Catskills (Nueva York). Tras el divorcio de sus padres, fue adoptada por el segundo marido de su madre, el joyero Harry Winston. Se casó en 2000 con el heredero inmobiliario David Wolkoff y tienen tres hijos.
  • La reina de los eventos. Estudió Comunicación en la Universidad de Loyola (Nueva Orleans). Trabajó 10 años como jefa de Relaciones Públicas y Eventos Especiales de Vogue. Luego fue directora de moda del Lincoln Center y creó su agencia.
  • ¿Por qué nos intriga? Porque si hay alguien que de verdad sabe qué se cuece en la Casa Blanca es ella.

Así conoció a Melania Trump. Almorzaban juntas todas las semanas y, Stephanie y su marido visitaban Mar-a-Lago, la mansión de Trump en Florida. Al llegar a la Casa Blanca, Winston se convirtió en consejera sin sueldo de Melania, el puesto con más poder en el equipo de la esposa del presidente. Su primer encargo fue organizar el baile inaugural. Y, con el tiempo, construir un papel de primera dama para ella.

Hasta que Melania la despidió en febrero de 2018. Stephanie fue acusada de apropiarse de dinero, pero la verdadera razón es, según cuenta en unas memorias, que la primera dama se cansó de ella. “Ojalá no la hubiera conocido”, escribe. El despecho es el mejor motor para reunir recuerdos. Y Stephanie tiene muchos.

Por ejemplo, las frases favoritas de Melania: “Mi prioridad no es gustar a todo el mundo” y “Sé con quien me he casado”. Y sus dos primeras decisiones: pintar de rosa brillante su despacho y mantener lejos a Ivanka para que no saliera en las fotos. Frase a frase describe las entrañas de Melania: no es una mujer encadenada a un tirano, ni la cara dulce de una presidencia despótica. Es, simplemente, “una de ellos”.

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