¿Son los vibradores enemigos de las relaciones estables?

El ‘‘yo no lo necesito’’ está desapareciendo entre las mujeres. Según el estudio Masturbation Confessions más de un 40% de las mujeres que se masturba lo hace con un vibrador. El concepto arcaico, que vinculaba a estos objetos con problemas de sexualidad, ha pasado a mejor vida.

La industria erótica ha virado 180 grados gracias al diseño. Según Elsa Viegas, diseñadora y fundadora de la marca Bijoux Indiscrets, ‘’el diseño y la presentación de los productos se ha alejado de estereotipos masculinos y pornificados haciendo que los productos sean más apetecibles para las mujeres, lo que ha generado que se cree una nueva oferta enfocada especialmente al placer femenino’’.

Esta revolución deja claro que, para las mujeres, disfrutar de su sexualidad se está convirtiendo en una parte importante de sus vidas y que para ello optan por conocer como funcionan sus cuerpos y su placer: ‘‘Necesitamos conocer nuestros cuerpos y lo que nos gusta, lo que nos hace sentir bien para tener mejor sexo. ¡El conocimiento es una herramienta muy poderosa y no hay nada más poderoso que reclamar nuestro placer!’’, comenta Viegas.

Los vibradores se han convertido en un aliado del placer femenino, y no solo para el disfrute en solitario sino para un mayor disfrute de la pareja. Utilizar un vibrador dentro de una relación sexual no es símbolo de falta de pasión o deseo, sino que estáis abiertos a traer nuevas aventuras a vuestra vida sexual, además este objeto de placer puede potenciar dotes sexuales en cualquiera de vuestras prácticas favoritas: un masaje erótico, masturbación mutua, sexo oral o incluso la penetración y ¿quién puede decir no a ser mejor en la cama?

Las mujeres están tomando las riendas de su sexualidad borrando conceptos anacrónicos que las frenaban a experimentar con su placer y sus cuerpos, acotando la brecha del placer que las situaba en un segundo plano en el sexo. ‘’Reclamar la igualdad también en nuestras relaciones sexuales es fundamental para destruir preconceptos machistas y antiguos que nos limitan a vivir nuestra sexualidad y a disfrutar de ella’’, defiende Elsa Viegas.

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