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El pelo del bebé provoca muchas dudas en los padres, sobre todo en los primerizos. Hay recién nacidos que nacen con mucho y otros son muy pelones pero si hay algo que debes saber es que el pelo con el que viene al mundo, poco tiene que ver con el que tendrá a medida que crezca. Al igual que cambia su color de ojos, el pelo del bebé se suele caer porque ese vello no tiene raíz y es normal que se caiga con el simple roce de su cabecita contra las sábanas de la cuna. Este vello finito suele aparecer a partir de la semana 16 de gestación y empieza por la cabeza aunque, a partir de la semana 22, puede pasar a recubrir todo el cuerpo. Es lo que se conoce como lanugo y, en las última semanas de embarazo, suele desaparecer aunque, en ocasiones, algunos niños todavía lo tienen cuando nacen. Cómo ayudar a tu bebé a expulsar los gases.
La herencia genética es la que determina la cantidad de pelo con la que nace tu bebé al igual que el color de su cabello. Que sea moreno, rubio o pelirrojo depende del gen dominante pero debes saber que la mayoría de los recién nacidos, excepto los que son muy morenos, nacen con el cabello más clarito del que tendrán cuando crezcan y el motivo es porque los melanocitos, las células responsables del color de piel, los ojos y el pelo, todavía están inmaduras.. ¿Todavía no tienes nombre para tu bebé? Descubre los nombres de niño más originales y los de niña que son pura tendencia.
Es normal que el recién nacido nazca con el pelo sucio y como grasiento. Esto es porque está recubierto de vérnix, la sustancia que le protege cuerpo y cabeza en el útero y fuera, y algunos restos de sangre si ha pasado por el canal del parto. No ha prisa por lavarle y, en el hospital, te dirán cuándo debes hacerlo. Si tiene mucho pelo, utiliza una cepillo muy suave para peinarle. Los 20 accesorios imprescindibles para el baño de tu bebé.
Cortarle el pelo al bebé es una decisión muy personal. Puedes hacerlo si quieres igualárselo pero debes saber que raparle no hará que éste le crezca más fuerte ya que la naturaleza del cabello proviene de la genética y no de cortárselo siendo un recién nacido. También te contamos cómo debes cuidar el pelo de tu bebé. Su cabello es frágil y delicado así que lávalo con un champú neutro y sécalo muy bien. Es bueno masajear la cabecita del recién nacido, con cuidado, todos los días. Puedes hacerlo con las yemas de los dedos o con cepillo de cerdas suaves. Así consigues que se relaje y facilitas el riego sanguíneo hasta el cuero cabelludo, lo que favorece la salida de su pelo. Te contamos todo lo que debes saber del pelo del bebé. ¿Por qué le salen granitos al recién nacido?
Si tu pareja y tú sois morenos, lo más probable es que vuestro hijo tenga el pelo oscuro. Y si sois rubios, que lo tenga clarito. Si uno tiene el pelo claro y el otro oscuro, el niño probablemente también lo tendrá oscuro, ya que este gen es dominante sobre el del pelo claro. Ahora bien, salvo en el caso de los niños que son muy morenos, la mayoría de los bebés nacen con el pelo más claro de lo que lo tendrán al crecer. Esto es así por dos motivos: porque todavía tienen inmaduros los melanocitos, que son las células responsables del color de la piel, de los ojos y del pelo, y porque la actividad de sus glándulas sebáceas aún es muy escasa. En cuanto los melanocitos maduren y las glándulas sebáceas empiecen a trabajar más, es seguro que dejará de tener el pelo tan claro (la grasa tiende a oscurecerlo).
Respecto a si lo tendrá liso o rizado, depende un poco del azar (la genética no es una ciencia exacta), pero el gen del cabello rizado es dominante frente al del pelo liso.
Es normal que el recién nacido nazca con el pelo así. Esto es porque está recubierto de vérnix, la sustancia que le protege cuerpo y cabeza en el útero y fuera, y algunos restos de sangre si ha pasado por el canal del parto. No ha prisa por lavarle y, en el hospital, te dirán cuándo debes hacerlo. Si tiene mucho pelo, utiliza una cepillo muy suave para peinarle.
Es porque ese pelo no era tal, sino lanugo, una fina capa de vello que se forma en el feto durante el embarazo y que ejerce una función aislante y protectora, evitando que su piel se ablande por el contacto continuo con el líquido amniótico.
Aunque suele desaparecer antes del parto, hay algunos bebés que lo mantienen al nacer, sobre todo en la cabeza, los hombros, la espalda y las orejas. Y como ese vello carece de raíz, se va cayendo en las siguientes semanas con el roce habitual de la ropa y las sábanas. Así que el hecho de que se caiga no denota que esté falto de vitaminas ni es síntoma de ninguna enfermedad.
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Una pregunta muy habitual entre los padres es por qué su pequeño pierde el lanugo de la cabeza y, sin embargo, sigue conservando el pelo de las cejas y también el de las pestañas. Esto ocurre así porque se trata de dos tipos de pelo muy diferentes: el de la cabeza, que como ya hemos visto se trata de una pelusilla muy fina que en realidad no es cabello, sino lanugo, y que después del embarazo no tiene ninguna función.
Y el de las cejas y pestañas, que es una clase de pelo llamada “terminal”, que al ser más fuerte no se pierde y que protege los ojos del niño de agentes agresivos como el viento y el polvo cuando ya no vive dentro del cuerpo de su mamá.
Es algo completamente natural, ya que sus cabellos todavía se encuentran en la fase telogénica, caracterizada por la debilidad de su raíz y por una caída más abundante, en lugar de estar en la anagénica, que es en la que se encuentran los nuestros y que se define por un mayor fortalecimiento de los cabellos y como consecuencia, por una vida capilar más larga.
Es bueno masajearle la cabeza todos los días. Con mucha delicadeza y a base de movimientos circulares realizados con las yemas de tus dedos o con un cepillo infantil de cerdas muy suaves. Así le relajas y facilitas el riego sanguíneo hasta el cuero cabelludo, lo que favorece la salida de su pelo.
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Si quieres, puedes cortarle el pelo para igualárselo y que le crezca de un modo más uniforme pero ten presente que esto no hará que le salga más fuerte, como mucha gente piensa, ya que el corte no modifica la raíz (si lo hiciera, los adultos tendríamos el pelo como auténticas púas).
La naturaleza del cabello viene determinada genéticamente y vuestra herencia influye tanto en la rapidez con la que le brota, como en su distribución (entradas, remolinos…), abundancia, fortaleza y color.
Todos los días, úntale una capita de vaselina en la cabeza al tiempo que le practicas un masaje relajante con las yemas de tus dedos. Deja que ésta actúe durante al menos media hora, para que las costritas amarillentas se impregnen del todo (así se reblandecerán). A continuación, lávale la cabeza con ayuda de una esponja específica para bebés y un champú infantil. Aclárale bien, sécale con una toalla esponjosa y pásale su cepillito por la cabeza durante un par de minutos.
Si tu pequeño es propenso a esta afección, sustituye la vaselina por una crema específica contra la costra láctea (en farmacias) y aplícasela tal y como indica el prospecto. Lo que no debes hacer es intentar quitarle las costritas raspándole con tus uñas ni frotándole con una toalla: además de daño, podrías hacerle heriditas y exponerle a infecciones. Y no permitas que tu hijo se rasque la cabeza; para evitarlo, córtale las uñas y asegúrate de que no le queda ningún pico. Id al pediatra si se muestra incómodo, lleva una semana en tratamiento y no mejora, las costras no son tales, sino pequeñas heriditas o tiene descamaciones en otras partes del cuerpo.
Da igual la cantidad de pelo que tenga. Incluso aunque sea calvo, debes acostumbrarte a pasarle diariamente por la cabeza una esponja humedecida en agua tibia con unas gotitas de champú infantil. Así evitas dos cosas: que el sudor se le quede acumulado en los poros y le salgan granitos y eccemas y que se le forme la costra láctea.
Cuando le laves la cabeza, evita que el agua le caiga en los ojos al aclararle. Para ello lo más práctico es que le pongas una visera de baño. Y deja el lavado de cabeza para el final del baño. Esta es la parte del cuerpo por la que más calor pierden los bebés y si se la mojas desde el principio puede quedarse frío. Por este mismo motivo debes cubrírsela con la toalla (mejor si lleva capucha) en cuanto le saques de la bañera.
Por último, si le secas con secador no lo pongas fuerte. Los bebés muy pequeñitos se pueden asustar con el ruido. Es mejor que lo utilices en su velocidad más baja y en frío, para evitar quemarle.
Puedes cortarle el pelo cuando quieras, pero si esperas a que cumpla mes y medio, sujetará mejor la cabeza y te costará menos hacerlo. Para ello, elige un momento en el que tu hijo esté relajado y contento (debe haber comido, no tener sueño, encontrarse bien…).
Hay madres que se las arreglan muy bien con la maquinilla eléctrica (sólo tienen que ir pasándola por toda la cabeza), pero algunos bebés se asustan al oír su ruido. Si el tuyo lo tolera, adelante, y si no, utiliza unas tijeras. Elige unas que tengan la punta redondeada y que corten muy bien, así te aseguras de que no le pincharás aunque se mueva y de que no le darás tirones al cortarle cada mechón.
Mójale el pelo con un pulverizador y ve cogiéndole mechones. Cuando cortes, hazlo por encima de tus dedos para evitar cualquier posible riesgo de hacerle daño con las tijeras. Una vez que hayas terminado tu tarea tendrás que darle un baño para eliminar los pelitos que se le hayan podido quedar entre la ropa. Si no le bañas le pincharán y, además de hacer que se sienta incómodo, es seguro que le enrojecerán y le irritarán la piel, ya que la tiene extremadamente delicada.
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