Los Trump se lo juegan todo a una carta: la electoral. Antes de llegar al gobierno, DonaldTrump trampeaba sus ruinosos negocios mientras cimentaba su imagen de millonario hecho a sí mismo en los ‘reality shows’ de la televisión. Tras cuatro años en el poder, no solo ha renovado sus red de contactos con el gran dinero nacional e internacional, sino que ha atraído muchísimos millones de dólares a sus negocios: sus hoteles han sido sede de organizaciones y eventos conservadores, su resort privado Mar-a-Lago ha batido récords en afiliación de miembros y hasta el gobierno ha invertido millones en las empresas Trump, debido a los frecuentes desplazamientos del Presidente a sus propios establecimientos.
No ha sido el único beneficiario de esta legislatura trumpista. Sus tres hijos mayores han ido ocupando posiciones en función de sus intereses: Ivanka y su marido, Jared Kushner, se han conectado a la elitista trama del poder corporativo y global; Donald Jr. se ha afianzado como líder del movimiento trumpista MAGA (Make America Great Again) y Eric ha apoyado a su padre defendiendo su legado empresarial. ¿Qué va a pasar con todos si Trump no gana las elecciones?
La victoria electoral del Presidente convertiría a los Trump en la gran dinastía republicana y les permitiría controlar definitivamente los resorte del poder del partido, además de abrir la puerta a una posible candidatura presidencial para Donald Jr. o incluso Ivanka. La derrota aceleraría el ajuste de cuentas legal que le espera al mandatario: tiene una deuda de 300 millones de dólares con el Deutsche Bank y Ladder Capital, y su emporio empresarial debe más de mil millones. Además, puede ser investigado por otros delitos, como obstrucción a la justicia, violación de determinadas cláusulas constitucionales o fraude. No conviene, aún así, infravalorarle: ha superado una moción de censura, dos divorcios, seis bancarrotas, 26 acusaciones de mala conducta sexual y unas 4.000 demandas.
Los analistas estadounidenses coinciden en algo: aunque la presidencia Trump termine, no será el fin de su influencia política. De hecho, muchos apuntas a que se convertirá en el troll más peligroso para Joe Biden, con constantes maniobras para desequilibrarle y deslegitimarse. Es previsible que siga postulándose como una especie de presidente vitalicio del país y que se emplee a fondo para sembrar el caos y la polarización que tanto ha favorecido al voto conservador desde todas sus plataformas, especialmente Twitter, donde le siguen 87 millones personas. Además, su gigantesco ‘mailing’ de campaña, con una capacidad para recaudar dinero asombrosa, va a ponerse al servicio de los candidatos que produzca el movimiento trumpista MAGA (Make America Great Again) que lidera su hijo Donald Jr.
Los herederos de Trump han insistido en que no entra en sus planes seguir los pasos de su padre. Sin embargo, ni Ivanka ni su marido pueden volver a los círculos demócratas neoyorquinos en los que se movían antes de 2015 ni ella parece dispuesta a enfrentarse a un proceso electoral para lograr un asiento en el Senado en 2022. Eso sí: ha roto el récord de recaudación que tenía Barack Obama (4,5 millones de dólares en un día) y ha recaudado 35 millones de dólares para la última campañade su padre. Solo entraría en liza electoral si pudiera afianzar su personalidad política tras un segundo mandato de su padre.
En realidad, los Trump-Kushner se han dedicado a estrechar lazos de amistad con los CEO conservadores más importantes del país y con figuras clave del poder global, como el príncipe saudí Mohammed bin Salman o la familia real británica. Su mirada está puesta en el negocio financiero y tecnológico global. No sucede así con Donald Jr. y Eric, quienes probablemente retomarán su actividad en las empresas familiares. Eso sí: Donald hijo seguirá al frente de MAGA con una misión: que no muera el trumpismo para que no muera el negocio.
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