La verdad es que se conoce poco de la inteligencia emocional, al igual que la inteligencia sexual y las dos son muy importantes para nuestro día a día. Sí, bueno, todo el mundo ha escuchado que Daniel Goleman empezó a hablar de este concepto hace algunos años pero, en realidad, para lo importante que es, se habla muy poco.
Podríamos explicar la Inteligencia emocional como una receta de cocina, todos tenemos los ingredientes de la receta, pero en cantidades diferentes. Algunos tienen mucha empatía, pero poca autorregulación, otros mucho autoconocimiento, pero poca automotivación y otros mucha habilidad social, pero están faltos de autoconocimiento.
Pero, antes de seguir, vamos a explicar qué habilidades la componen y para qué sirven.
Autoconocimiento
Conocerte a ti mismo. La más poderosa de las herramientas.
Seguramente sepas muy bien quien eres, pero no es lo mismo que ser consciente de por qué eres así o actúas como actúas.
En todo caso, siempre es mejor no dar por hecho lo mucho que te conoces e ir averiguando todo aquello que aún no sabes de ti.
Autorregulación
La herramienta del control. Si sabes reconducir tus emociones y dirigir tus pensamientos, es más fácil que no caigas en la culpa, el rencor, el miedo, la rabia…
Automotivación
Levantarse por las mañanas con un propósito. Sea cual sea, hacia donde sea, pero perseguir una y otra vez las cosas que quieres.
Empatía
Para comprenderte a ti mismo has de aprender a comprender a los demás y viceversa. La herramienta más difícil de lograr, porque aunque todos creamos ser muy comprensivos, no lo somos tanto cuando algo nos afecta por el motivo que sea.
Habilidades sociales
Saber entender el entorno y adaptarte te abre la puerta de las relaciones.
Parece fácil, pero no lo es, porque requiere un poquito de todas las otras habilidades.
Cada uno de nosotros tiene las cinco herramientas que la componen, pero tenemos unas mucho más desarrolladas que otras, por lo que es importante saber cuáles debemos trabajar para poder potenciarlas.
Y hasta aquí el rollo.
Solo puedo decirte que desaprovechas mucha parte de tu cerebro si no la trabajas. Son tus habilidades, naciste con ellas, pero por desconocimiento, por falta de información o por carencia educativa renunciamos a ellas o, peor aún, ni siquiera las tenemos en cuenta.
Es solo un concepto, unas palabrejas que a veces se ponen de moda, una corriente más entre miles que circulan cada año, pero no te equivoques, trabajar tu inteligencia emocional y tus habilidades puede cambiarte la vida.
Veamos un ejemplo:
Carla es alguien que le encantaría tener flores y plantas en su balcón, pero todas las que compra se le mueren porque nunca se acuerda de regarlas. Cada vez que tira una planta se siente mal por no ser capaz de cuidarla y decide que tiene que volver a intentarlo, así que compra otra planta y se le vuelve a morir.
Lo que no sabe es que, en realidad, lo que le gusta es la idea de tener una planta y no todo el trabajo que lleva detrás, lo que le gusta es querer ser de esas personas que salen al balcón y lo tienen precioso, pero no es una persona constante, ni una persona que disfrute en el proceso de cuidarla y por eso se le acaban muriendo todas.
Quien la sigue la consigue o, al menos, eso dicen, pero lo que no dicen es que a veces perseguimos un ideal de cómo nos gustaría ser en vez de aceptar cómo somos en realidad.
¿Eso significa conformarse, significa no perseguir ciertos cambios? No, claro que no, significa que lo importante es ser consciente de cómo somos y conocernos lo suficiente como para entender nuestras propias características; significa que hay que saber qué aspectos son prioritarios cambiar y cuáles son una lucha perdida.
La inteligencia emocional es que Carla se dé cuenta que no tiene mano para las plantas y deje ya de matarlas. No siempre lo más inteligente es cambiar, a veces lo más inteligente y lo que nos hará cambiar es aceptarnos.
Si Carla se conoce y se acepta podrá buscar alternativas a ese ideal, decorará el balcón de otra forma, comprará plantas de plástico o le encargará el cuidado a otra persona, pero dejará de invertir tiempo y energía en querer ser alguien que no es.
Es como si alguien bajito quisiera ser alto o alguien arrítmico quisiera ser bailarín profesional, la alternativa inteligente es que alguien bajito acepte su estatura, la alternativa inteligente es que alguien arrítmico se apunte como hobbie a clases de baile.
Puede parecerte un ejemplo tonto, pero aquí lo significativo es la cantidad de veces que nos empeñamos en cambiar y fracasamos y con cada fracaso perdemos un poquito de autoestima y un poquito de seguridad.
La Inteligencia emocional es un trabajo de autoobservación, de reflexión, de aceptación, y de autocrítica. ¿Por qué puede cambiar tu vida? Porque todas las cosas que necesitas para superar los obstáculos están en tu cerebro. Tus cualidades y tus herramientas son tus ventajas, decide si vas a ignorarlas o si vas a sacarles partido.
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