Entre los actores que llegan a Hollywood, lo rondan o lo pretenden se comparten trucos, consejos y algunos de los cientos de libros destinados a enseñar cómo hacer una buena audición para obtener un papel. Pero la clave, casi siempre, está en lo que han reflejado decenas de películas: en un tipo de encanto que no se aprende en ningún manual didáctico. Otra prueba ha salido ahora a la luz en forma de vídeo grabado hace 30 años en el que puede verse a Keanu Reevesy Alex Winter haciendo una prueba de cámara para rodar Las alucinantes aventuras de Bill y Ted, película dirigida por Stephen Herek (Critters, 101 Dámatas) que ambos acabarían protagonizando y que les valió uno de los primeros éxitos de sus carreras.
En ese vídeo, que apenas dura nueve minutos, no hace falta ser experto en castings para que los ojos se vayan todo el rato hacia el chico de 22 años, alto, moreno y pálido que ríe como si tuviera 15. Winter es más gracioso, pero Reeves es más natural, como si no pensara, como si no tuviera que hacer ningún esfuerzo para atraer a la cámara ni al espectador que lo mira tres décadas después de que se tomaran esas imágenes.
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Las cintas de las primeras audiciones de las estrellas de Hollywood son uno de los productos más cotizados de fans, periodistas e incluso estudiosos, pues son los primeros balbuceos de personas que empiezan sus carreras. Y eso es aún más así si quien se pone ante la cámara es un niño. Aquí está Henry Thomas haciendo la prueba que lo convertiría en el mejor amigo de E.T. :
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Observar esas cintas es casi un ejercicio de arqueología, pues de alguna forma, es observar el momento en que nace una carrera, presenciar el inicio de algo que ya sabemos que ha sido importante. Pero no ocurre sólo con las primeras audiciones de los artistas: casi cualquier prueba que pasan y se hace pública con el tiempo se convierte en un documento con el que acceder a detalles de cómo se gestó un proyecto. Y también es un ejercicio de voyeurismo en el que se puede contemplar a los actores "desnudos". En esas pruebas sólo están ellos y cámara, aún no hay maquillaje, ni vestuario, ni sala de montaje, sólo ellos con el texto, sus nervios y la inseguridad propia de quien está pasando un examen.
Por eso también las audiciones se reflejan en las películas y no hay cinta que hable de los entresijos del cine que no dedique un espacio a la tensión, la crudeza, a veces la crueldad, y la frustración que supone para los intérpretes estar sometidos a pruebas constantes de ese tipo. Una de las más recientes se ve en La La Land, donde Emma Stone para la que el director de la cinta titula la escena y la canción que la acompaña como "Audición (Los tontos que sueñan)".
https://youtube.com/watch?v=TgP9LC4yDdA%3Frel%3D0
La letra habla de que una vez su tía estando en París se cayó al río Sena, que estaba helado, que pasó un mes estornudando, y lo pasó fatal pero volvería a hacerlo otra vez, y otra, y las que hicieran falta y parece hablar de ese proceso duro y tantas veces frustrante que es la audición, a la que todos vuelven porque quieren un papel, a poder ser, el papel de su vida, el que les saque del anonimato y les permita elegir películas sin tener que pasar por tantas pruebas.
También regalan esos vídeos una dosis de nostalgia, y a nadie se le escapa cuánto vende esa emoción. El 28 de agosto está previsto el lanzamiento de la tercera entrega de Las alucinantes aventuras de Bill y Ted, cuya primera parte contaba la historia de dos chicos algo lerdos que viajaban en el tiempo. En la que está por venir, Bill y Ted son ya cuarentones y padres de familia y tienen que rendirse a la evidencia de que no han podido cumplir algunos de sus sueños. Y sabiendo esto, no hay duda de que el vídeo vintage de sus dos intérpretes en el inicio de sus carreras es un reclamo mejor, y más barato, que cualquier anuncio.
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