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El lagrimeo o epífora se presenta por un exceso de producción de lágrima o bien por una falta de recogida de la misma”, explica Gerardo Romera, pediatra del Hospital Universitario Madrid-Montepríncipe. Al hilo de esto conviene saber que las lágrimas se producen en la glándula lagrimal (parte más externa del ojo y más cercana a la sien) y se recogen en el saco lagrimal (parte más próxima a la nariz).
Las lágrimas son un mecanismo natural del cuerpo que sirven para limpiar el ojo de posibles motas de polvo o sustancias externas que hayan podido entrar en él. Aunque también es la respuesta del cuerpo para demostrar sentimientos como la tristeza, en muchas ocasiones las lágrimas solo sirven para limpiar el globo ocular, especialmente en épocas como la primavera o el verano en las que el ambiente exterior es más seco.
A veces, también son el aviso de que nuestro bebé podría estar sufriendo algún tipo de enfermedad ocular. Si tu bebé padece conjuntivitis descubre los motivos y qué debes hacer.
Causas más habituales del lagrimeo del ojo
La abundante y continua producción de lágrima en el niño puede deberse a muy diferentes causas. Las más frecuentes son: irritación (por falta de parpadeo debido al abuso de la televisión o de la tablet, por ejemplo), traumatismo (por golpe o arañazo) y conjuntivitis (puede ser infecciosa o alérgica). Para salir de dudas debemos llevar al pequeño al pediatra: él le examinará y establecerá el tratamiento más oportuno.
En los tres casos, el especialista recomendará lavar el ojo al niño con suero fisiológico ocular. Si el pequeño también tiene una infección, además le recetará un colirio antibiótico, y si su problema es de tipo alérgico, le prescribirá un colirio antihistamínico.
En ocasiones estos síntomas pueden ir acompañados de otros menos frecuentes como fiebre o dolor de cabeza, ya que a veces las infecciones pueden provocarlos. Pero no hay de qué preocuparse, pues dolores de cabeza de los niños tienen remedio.
Lagrimal obstruido
Otro motivo menos habitual que los anteriores, pero que también puede hacer que al niño le llore un ojo, es que tenga el lagrimal obstruido. Este problema es relativamente frecuente en los recién nacidos y suele solucionarse en el primer año de vida, pero si la obstrucción es parcial, puede perdurar hasta que el niño es mayorcito. El pediatra derivará al pequeño al oftalmólogo infantil y éste le recomendará masajes en el saco lagrimal (lo tendrá enrojecido e inflamado) y lavados frecuentes con suero fisiológico ocular. Si estas medidas no resultaran eficaces, el especialista se planteará la posibilidad de solucionar el problema mediante una sencilla intervención quirúrgica.
El proceso por el que se desobstruye el lagrimal es uno de los muchos cambios y evoluciones por los que irá pasando el bebé a lo largo de sus primeros meses de vida, como también lo es el cambio de color de ojos que irás notando a medida que va creciendo.
¿Y si al niño se le mete algo en el ojo?
Cuando a tu hijo se le meta algo en el ojo (arenilla, una pelusa…), dile que no se rasque y que lo mantenga cerrado durante un par de minutos. De esta forma lo normal es que el objeto extraño se traslade al lagrimal y termine siendo expulsado. Pero si no ocurre así, lleva a tu pequeño al pediatra, porque si se frota para calmarse el picor, el objeto extraño puede causarle una heridita y ésta podría afectarle a la conjuntiva (parte blanca del ojo) o a la córnea (membrana transparente que cubre el iris). Para diagnosticarle con la mayor precisión, el médico le echará un colirio amarillo en el ojo y, en caso de que haya una herida, la teñirá de este color. Para curarle le recetará un colirio antibiótico y le derivará al oftalmólogo infantil para que controle la cicatrización de la lesión.
Evitar infecciones oculares en niños
Muchas infecciones oculares se producen porque los niños se tocan los ojos con las manos sucias. Por eso, además de recordar a tu hijo que se las lave a menudo, lleva siempre toallitas húmedas en el bolso para limpiárselas en cuanto lo necesite. Ahora bien, estas toallitas no sirven para asearle la cara, porque pueden irritarle los ojos. Para este uso emplea sólo toallitas faciales infantiles.
Si a pesar de la higiene nuestro bebé coge alguna enfermedad relacionada con el ojo o se le mete algo de polvillo, tampoco pasa nada, los niños están en el mundo y a veces suceden estas cosas. Eso sí, si ves que le lagrimea el ojo constantemente, además de darle el tratamiento adecuado también hay que ayudarle a que se mantenga limpio y seco lo máximo posible. Un procedimiento parecido al de quitarle las flemas y los mocos al bebé cuando lo necesita.
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