El dibujante argentino Joaquín Salvador Lavado Tejón, más conocido como Quino, ha fallecido a los 88 años de edad. Su personaje más famoso, Mafalda, se ha convertido en un icono cultural inolvidable para varias generaciones.
Quino nació en Mendoza (Argentina) en 1932, de padres andaluces emigrados. Allí ha muerto a los 88 años, según informan los medios argentinos. Su labor como historietista gráfico ha sido muy reconocida. En 2014 se le galardonó con el Premio Príncipe de Asturias de Comunidación y Humanidades por el «valor educativo» y la «dimensión universal» de su obra.
Quino pintó por primera vez a Mafalda para una campaña comercial de electrodomésticos Mansfield en 1963. Aunque la campaña no salió adelante, el dibujante se quedó con el personaje de la niña preguntona y publicó la primera tira en el semanal ‘Primera Plana’ en 1964. Gracias a Umberto Eco, que admiraba su trabajo, Mafalda empezó a ser conocida en Europa a finales de los 60.
«El descansito» de Mafalda
En 1973 anunció que iba a tomarse «un descansito» de su personaje, pero lo cierto es que nunca volvió a publicar una tira con Mafalda. Sin embargo, es ella la que le ha convertido en inmortal.
El amor por el dibujo lo descubrió gracias a su tío, Joaquín Tejón, diseñador gráfico. Comenzó a estudiarlo académicamente a los 13, pero en 1949 decidió abandonar y dedicarse al humor gráfico. Al principio con poca suerte; ningún medio de Buenos Aires estaba interesado en publicarle. Después se fue al servicio militar, un tiempo en el que no pudo coger el lápiz. Cuando volvió, sin embargo, notó que su estilo había cambiado.
En los años 60 publicó en diferentes revistas, hasta que la casualidad quiso que imaginara a Mafalda. Habitualmente, Quino se apoyaba en un humor más gráfico, pero Mafalda le obligaba a pensar diálogos. A medida que se le acababan las ideas, Quino iba introduciendo otros personajes en la tira. Primero fue Susanita y en las últimas tiras, Libertad, una creación a la que tenía mucho cariño.
En 1976, tras el golpe de Estado de Argentina, se exilió a Milán y en 1990 adoptó la nacionalidad española, además de la de su país natal. En los últimos años de su carrera volvió a un humor más negro y más adulto. Aunque Mafalda nunca le abandonó del todo: volvió a recuperarla para alguna campaña benéfica y vivió para ver cómo se convertía en una estrella en las redes sociales, donde sus viñetas disfrutran de una segunda juventud.
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