Desde el pasado 14 de marzo, la vida de los españoles dio un vuelco. También la de Miguel Ángel Muñoz (36). El actor decidía pasar el confinamiento al lado de una de las personas más importantes de su vida, su abuela. Luisa tiene 95 años y fue la encargada de cuidar al actor cuando era niño. Muchas veces le hemos escuchado hablar de ella en entrevistas, pero desde que comenzó el estado de alarma, Miguel Ángel comenzó a hacer conexiones en directo en Instagram con ella al lado (en un programa titulado Cuarentata) y, claro, la ternura de los dos, la naturalidad y el amor que transmiten, se hizo viral.
En Vanity Fair hemos charlado con Miguel Ángel (a eso de las doce de la noche que es cuando tiene un ratito a solas), que nos ha contado, de una manera absolutamente emocionante –será difícil que no se les escape alguna lágrima al leerlo–, cómo está pasando estos días junto a Luisa, la maravillosa mujer que ya se ha ganado el cariño de miles de seguidores en Instagram que ya no pueden vivir sin sus videos de cada tarde.
Cuéntame cómo es Luisa, cuál es su historia vital y qué supone para ti a nivel personal ella.
Ella es la hermana de mi bisabuela, es emeritense, nació en 1924 y por tanto con 95 años de experiencia tiene mucho que contar. Trabajadora como nadie, ella siempre ha sido limpiadora, trabajó en diferentes casas haciendo servicios de limpieza a veces como interna y otras de externa, también en una piscina municipal que se hizo para unas Olimpiadas en los ochenta, algo de lo que se siente muy orgullosa porque cuando se jubiló le dedicaron la portada del periódico local que normalmente se lo dedicaban a deportistas.
El Día de la Mujer puse en Instagram una charla que di para Grandes Profes donde hablaba de su pasión y de su talento, que a veces no tiene que ser algo extraordinario ni popular como lo que hacemos los que nos dedicamos a la cultura y la ponía como ejemplo sobre su trabajo. Ella es como mis padres. Me cuidó en mis primeros años de la infancia porque mis padres, que eran muy jóvenes, tenían que trabajar. Ella me cuidaba y me llevaba con ella a su trabajo. Y desde que tengo 18 años más o menos, la ayudo en todos los sentidos y me ocupo de ella.
¿Cómo y por qué decidiste pasar estos días de confinamiento con ella?
Porque sentí que era lo que debía hacer, creí que era lo más sensato y lo más seguro para que ella, que es una persona de riesgo de 95 años, estuviera lo más alejada del contacto con la gente posible y porque necesita atención 24 horas. Ya desde hace un tiempo hay personas que la cuidan y tomé la decisión de hablar con ellas para decirles que de momento se tomasen este mes de vacaciones y luego ya veríamos cómo lo hacíamos, que me iba a venir a vivir con ella. Para mí el venir aquí ha sido una experiencia nueva, pero no ha sido complejo por la rutina y la manera de cuidar a la tata porque soy yo el que enseño cómo hacerlo a las chicas que han ido pasando por la casa, puesto que soy quien me encargo de todo, desde la medicación hasta la rutina que tiene que llevar cada día.
¿No te ‘asustaba’ tener que cuidar de ella tú solo?
Para nada. Lo único que yo no había hecho profundamente era la ducha, pero estamos encantados, y el resto nadie lo puede hacer con más delicadeza, ni con más cariño ni con más entendimiento que yo. Y ella está feliz.
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“Cuando ella ve misa, yo hago yoga”
¿Cómo es vuestro día a día ahora? ¿Lleváis alguna rutina?
Lo primero es un día a día muy divertido y lleno de felicidad y de amor que es lo más importante. Y sí, tenemos una rutina, por supuesto, la misma que yo les pido a las personas que tengo contratadas para que estén con ella, es la quetengo ahora e incluso un poquito más activa porque conmigo la tata está feliz y hacemos cualquier cosa. Desde que nos levantamos, tomamos la medicación, desayunamos, ella escucha misa, le pongo la misa del Papa desde el Vaticano, y yo aprovecho y practico yoga en una esterilla justo detrás de ella.
Después me ducho, hacemos lo que yo llamo ‘los deberes’, que son ejercicios de memoria cognitiva, después damos un paseíto, vemos las plantas que tiene en la terraza, la ducho, le doy cremita, todo con mucho cariño y mucho cuidado, damos otro paseíto, leemos algo, a veces tomamos el aperitivo…
Cuando tengo que salir a comprar algo le dejo con una película antigua española, luego cocino, pongo la mesa, comemos, damos otro paseíto para bajar la comida y ella se va a dormir, aunque no duerme pero sí que descansa, y yo aprovecho para fregar y para pensar qué voy a hacer en el programa Cuarentata por la tarde. Una horita después la levanto con calma, nos peinamos, damos otro paseo, charlamos, hacemos el programa, cenamos… y así estamos hasta que se acuesta.
Justo antes le doy un masajito en las piernas, le leo las cartas que le han escrito a su email ([email protected]), que lo puse en el programa y no para de recibir cartas muy bonitas. Y así se acuesta muy contenta previa despedida de su Virgen del Carmen y de su San Judas Tadeo. Y luego se pone la radio un ratito –se escucha de fondo en la entrevista–.
¿Sacas también momentos para ti?
Hago yoga justo mientras ella ve la misa, pero tengo muy poco tiempo para mí solo. Por ejemplo, ahora a las doce de la noche es cuando me pongo con mis cositas y la verdad que esto es lo que puedo echar un poquito en falta, no tener algo de tiempo para dedicarme porque aquí la dedicación es absoluta para ella, pero la verdad que no lo cambiaría, me lleno tanto lo que estamos haciendo juntos que ya vendrán otros tiempos donde pueda tener ratos para mí y pueda seguir compartiendo mucho con ella como hacía antes e incluso un poquito más.
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¿Cómo se te ocurrió la idea de hacerle un perfil a Luisa y subir videos junto a ella?
El perfil (@soylatatareal ) se lo hice hace ya bastante tiempo aunque no era muy activo. Hay una parte del proyecto personal que rodé hace ya tres años, que es para nosotros, pero desde entonces estoy trabajando en una película de ficción o documental, las dos cosas y luego veremos si son dos o se convierte en una, y por eso decidí hacerle un perfil de Instagram para cuando estuviésemos inmersos en el proyecto profesional, no en el personal que ese sueño ya lo cumplí. Y como tenía este perfil abierto se me ocurrió el video que subí a su perfil con ella animando a la gente a que se quedara en casa y debido a que tuvo tanto éxito y tanta repercusión y nos pedían que nos conectásemos más juntos y como iba a estar aquí con ella, pues decidí hacerlo desde su perfil.
“Ella sabe que ayuda mucho a la gente”
¿Cómo le explicaste a ella qué es Instagram?
No se lo he explicado, no le hace falta. Lo resumimos todo en “internet” y ahí poquito a poco le voy explicando cosas como que ‘internet’ decidió verificarle la cuenta como a una persona popular.
¿Ella sabe lo que es ser una influencer?
No lo hemos hablado pero tomo nota para comentarlo en algún programa y explicárselo bien. Pero ella sí que sabe que ayuda mucho a la gente, que la gente le ayuda a ella y que estamos haciendo algo muy bonito que ha surgido de manera altruista. Llevamos ya más de 30 programas, recibimos un feedback espectacular, tiene casi 60.000 seguidores, es un fenómeno viral y social difícil de entender… Pero más allá de eso, esto surge por una motivación de hacer el bien y sí, es una influencer de algo muy positivo. Yo me siento muy orgulloso de que así sea.
En mis redes sociales, siempre lo digo, si no fuera por el trabajo, no las tendría porque me gusta reservarme muchas cosas para mí, pero como las tengo que tener es verdad que las utilizo siempre para transmitir mensajes positivos, y en este caso lo que estamos haciendo más todavía. Ahora mi Instagram puede parecer el suyo porque también cuelgo sus videos en el mío, no tengo otro contenido que ahora mismo me parezca más interesante, las fotos de ponerme así como “qué guapo estoy” o “qué bien me lo paso”, carecen de interés y lo que ahora pide el público es historias como esta de Cuarentata y por eso también lo posteo en el mío.
Me encanta cómo se arregla cada día para los directos, ¿para ella es una ilusión adicional lo que hacéis cada día?
Sí, pero no porque esto de hacer el programa sea lo más esperado del día. Para ella, su mayor ilusión es poder disfrutar de todo lo que estamos viviendo todos los días con mucha alegría y el que estemos juntos es el mejor regalo que nos ha dado a ambos la vida y esta situación tan difícil. Si es verdad que hay una ilusión adicional con el programa, pero no por arreglarse o ponerse guapa, sino por estar con su público porque sabe que a la gente le hace mucho bien.
Y le emociona mucho las cosas que le dicen porque sabe que luego se las voy a leer yo desayunando o antes de acostarse. Ella siempre ha sido una persona muy coqueta, con 95 años siempre se pone un collarcito, se hace su moño, se pone su colonia. Yo bromeo y le digo que es una estrella de Hollywood y que tiene que ponerse guapa, y nos reímos, pero no le da demasiada importancia a eso.
“En cámara nos reímos, pero detrás aún más”
¿Cómo definirías estos días junto a Luisa para ti?
Una bendición, un regalo del cielo. Es volver a 33 años atrás pero de manera inversa, cuando yo tenía 3 años y ella me cuidaba, y ahora ella con 95 y yo cuidándola a ella. Y con un amor puro, incondicional, es muy bonito lo que estamos viviendo. ¡Qué suerte la mía de poder acompañarla y que podamos gozar de salud para estar juntos aquí en el confinamiento!
¿Qué es lo que más admiras de ella?
Su actitud ante la vida. Ella podría quejarse porque le duele el cuerpo entero, apenas ve, oye muy mal, la movilidad la tiene muy mal, pero todos los días hace el máximo por sonreír y por vivir de la mejor manera posible. Y dice que sí a todo lo que le propongo porque sabe que lo hago desde el corazón y que es bueno para ella. Es extremadamente positiva, alegre y sonríe siempre. Creo que muchas cosas de ella se me habían pegado ya y espero que en estos días se me peguen aún más.
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¿Crees que las risas que os echáis le ‘ayudan’ más a ella o a ti?
Las risas ayudan a todo el mundo. Yo soy muy de sonreír, de mostrar el lado positivo, y ella es así también. Las risas nos ayudan pero no lo sentimos como tal, lo tenemos tan interiorizado porque es que somos así. Delante de la cámara nos reímos mucho, pero es que detrás lo hacemos más todavía. Y creo que eso son años de vida que vamos ganando.
¿Cuál es el mejor consejo que te ha dado ella en la vida?
Hay una cosa que repite mucho y ella habla mucho sobre la paciencia. Y tal es así que yo le puse de nombre a mi productora Paciencia Films en honor a ella. Creo que la paciencia es un don que se va adquiriendo con el paso de los años, cuanta más experiencia tiene uno, más cuenta se da de lo importante que es tener paciencia para todo en la vida. Y ella es un ejemplo enorme de esto.
“Cada día descubro algo nuevo de mi tata”
¿Qué es lo que más te ha sorprendido de Luisa estos días?
Todos los días me sorprende. Puede resultar sorprendente verme viviendo con ella, pero yo sin estar como ahora habitualmente paso muchísimo tiempo con ella, más de lo que la gente se piensa desde que se hizo popular al aparecer en Masterchef Celebrity (Miguel Ángel fue el ganador de la primera edición del concurso en su versión VIP). Y siempre, una de las cosas que más me gustan de ella, es que siempre, cuando vamos a comer o cuando tenemos una conversación siempre muy interesante, descubro algo nuevo de ella que no sabía. Hoy sin ir más lejos hemos estado hablando de su familia, de su abuela, de personas que yo nunca había oído hablar y me ha contado unas historias maravillosas.
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¿Hay algún tema que te da pudor tocar con ella o lo que habláis va surgiendo sobre la marcha?
No hay ningún tema que me de pudor, solo algunos temas suyos personales pero no los toco porque nos conocemos tanto y tan bien que sabe que nunca la voy a exponer a algo que no la haga sentir bien. La premisa es que ella se lo pase bien. Si algún día yo siento que no es el mejor día, no lo hacemos y ya está.
Hablamos de lo que va surgiendo pero es verdad que después de 30 programas, yo le dedico un ratito cada tarde a ciertas cosas que podamos hacer, comentar, me leo las cartas que le han escrito y digamos que según va el programa y yo voy viendo la energía del día, pues lo voy dirigiendo o conduciendo con ella. Y hay muchas cosas que me sorprenden y que a lo mejor de una cosita sin importancia eso se extiende tirando del hilo porque ella tiene una creatividad excepcional.
“Luisa y yo somos un ejemplo de dos personas que se quieren y se cuidan”
Estos días estamos viendo situaciones terribles en residencias de mayores, ¿cómo vives tú todo todo esto siendo una persona que se ocupa al cien por cien de Luisa? ¿Crees que nos olvidamos de nuestros mayores y deberíamos darle el amor y la importancia, el lugar que se merecen más a menudo y no solo porque ahora estén más en riesgo?
Nosotros lo vivimos no solo el tema de los mayores y las residencias, esto lo vivimos para todo el mundo que está pasándolo mal durante esta terrible etapa con el coronavirus. Una de las cosas que hacemos desde el comienzo de nuestros programas es un minuto de silencio por todas las personas que se han marchado, por todos los familiares que han perdido a alguien y por todas las personas que están luchando. Y por supuesto ahí incluimos a los mayores que están pasándolo de una forma más difícil en residencias sin poder ser visitados por sus familiares. Yo siempre trato de ver la botella medio llena y no juzgo ni digo que la gente se olvide de los mayores, cada caso es muy particular y las circunstancias de cada uno son difíciles de valorar si no las conoces.
En mi caso hago lo que creo que debo hacer y estoy convencido de que cualquiera en mi lugar haría lo mismo porque he recibido algo tan bonito de mi tata que me sale devolverlo ahora. Creo que cualquiera que haya tenido a una persona así en su vida, haría lo mismo. Me siento orgulloso de que gracias a esto que estamos haciendo, haya un ejemplo de dos personas que se quieren, que se cuidan y es algo importante también, dentro de toda la información que tenemos en las redes y más ahora.
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¿Te has planteado seguir con estos vídeos cuando termine el confinamiento aunque sea de vez en cuando?
Sí, por supuesto, cuando esto termine de repente va a ser complicado la vuelta a la ‘otra’ normalidad. Supongo que yo tendré que volver a mi casa, a trabajar, y aunque siempre he estado muy pendiente de mi tata y de visitarla casi a diario si puedo, pues va a ser difícil que alguien llene el huequito, el vacío que se va a quedar aquí después de estar 24 horas juntos. Y por lo tanto, este momentito de ocio, de conectarse con otras personas, creo que debería continuar de algún modo por ella, por mí y por la gente que nos ve. No sé aún cómo lo haré, ni cuántas veces a la semana o al mes, pero algo haré seguro.
¿Qué lecciones te está dando ella a ti estos días?
Lecciones me da todos los días ahora y antes. No sé decirte nada en concreto, creo que uno se da cuenta del aprendizaje cuando pasa el tiempo e interioriza ciertas cosas. Pero sí el tema de ser paciente, ver la botella medio llena lo llevo trabajando desde hace mucho tiempo gracias a ella y creo que ahora me está calando mucho más.
Tú siempre tienes una sonrisa ante la vida pero ¿has tenido también algún bajón en estos días?
Te soy muy honesto, no he tenido ningún bajón estos días, salvo cuando he tenido a alguien cercano que ha estado ingresado por el virus, algún familiar de amigos que han fallecido, ahí es donde se me pone la realidad delante y me entristece muchísimo. Y me pongo en la situación de todas las personas que no han podido despedirse de sus familiares como les hubiera gustado y se me parte el alma. En ese minuto de silencio que hacemos en Cuarentata nos acordamos de ellos y bueno, lo llevo en mi silencio porque desde el principio me propuse si yo me sentía de bajón, intentar que este confinamiento fuese para la tata como La vida es bella, como hace el papá con el niño para que no se dé cuenta de nada y sea feliz nada más.
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“¡Ahora cocino tanto como en Masterchef!”
Imagino que echas muchas cosas de menos en esta situación…
No echo muchas cosas de menos, la verdad. Lo que estamos haciendo nos llena tanto el alma, el corazón, que esto es lo importante de la vida. El estar con el resto de mi familia, de mis seres queridos y mis amigos físicamente, eso es lo único que echo de menos. Pero mantengo un contacto directísimo por Whatsapp, notas de voz, Facetime, Skype, aplicaciones de vernos todos a la vez, estamos en contacto todo el día.
Sé que eres muy activo, te he visto más de una vez con la bici por Malasaña, con tu esterilla de yoga a cuestas… ¿Cómo te ha cambiado la vida desde el pasado 14 de marzo?
Que hago mucho menos deporte y que cocino mucho más, estoy cocinando casi tanto como cuando me estaba preparando cada semana para las pruebas en Masterchef Celebrity. Hago yoga cada día por suerte, pero por ejemplo me falta correr, hacer cualquier deporte que me gusta, saltar en paracaídas, navegar en barco… Pero nada tan importante, la verdad.
¿Hay algún proyecto que hayas tenido que aparcar por esta situación?
Pues sí, el proyecto que teníamos juntos. Tenía pensado rodar una parte en mayo. Me había ido a Los Ángeles a localizar por este proyecto y esto se ha parado de momento. Pero aquí estoy dándole vueltas a la cabeza para ver qué se me ocurre. Hay otros proyectos míos como actor que se han parado, pero todos, no solo los míos. Ya volverán.
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¿Crees que vamos a sacar algo ‘positivo’ de todo esto?
Claro. Yo creo que ya se está sacando, al menos yo lo he sacado. Creo que si antes, yo que viajo un montón, ya me había desprendido mucho de las cosas materiales, me había desapegado un montón de ellas, ahora con esto te das cuenta de qué es realmente importante, con quién quieres estar, con quién querrías estar cuando sucediera algo así. Ha sucedido y a cada uno nos ha pillado donde hemos podido.
Yo tomé una decisión que creo que ha sido la acertada y he aprendido algo muy muy positivo que es darme cuenta de cuáles y quiénes son las prioridades de mi vida, y siguen siendo las mismas, se han reafirmado, aunque no las pueda ver cada día como a la tata. Pero cuando esto pase, poquito a poquito iremos fortaleciendo aún más ese ‘núcleo duro’ de familia y de personas importantes en mi vida.
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