Los 5 errores de las fotos oficiales de Moncloa: ojos cerrados, mala resolución, falta de unidad…

Dar el nombre de los ministros a cuentagotas, controlar el relato y convocar ruedas de prensa sin preguntas son tres de las cosas que aplica Pedro Sánchez para tener a raya la información que sale de su entorno. Pero hay algo que esta vez se le ha escapado: la imagen que transmiten él mismo y sus ministros en la web de Moncloa donde se presenta al nuevo Ejecutivo.

Los errores de las imágenes, analizados por dos editoras gráficas:

1. Composición y ojos cerrados

Es lo primero que llama la atención en la foto de grupo: que Fernando Grande-Marlaska e Irene Montero aparezcan con los ojos cerrados. También que Manuel Castells esté apartado del grupo y mirando hacia no se sabe dónde, pero no a la cámara, resulta chocante. Según la editora gráfica de Vanity Fair, Sara Ocón, no es que la foto sea bonita o fea, es que falla la composición: cada uno va por su lado, y eso transmite "desorden". La experta ha analizado las fotos de grupo de gobiernos como el de EEUU, Francia, Italia o Canadá para comparar y no ha encontrado algo parecido: "Y es porque tampoco es fácil, por eso en otros sitios optan por la foto de reunión, por ejemplo, porque componer una foto como la que se ve en la puerta de Moncloa lleva tiempo y es complicado".

2. Foto sin buena resolución

A pesar de que encabeza la página donde se presenta al equipo y a los ministros, la foto de grupo es de poca calidad. Se nota en el grano de la imagen, que impide en algunos casos ver el gesto o la cara del retratado con claridad. No se entiende en la página que sirve de puerta de entrada para conocer al Ejecutivo y los miembros que lo componen.

3. Falta de unidad y de estilo

Los retratos de los ministros también presentan problemas. Como indica Ocón, cada uno aparece con distinta iluminación. "No hay unidad, no hay más que ver, por ejemplo, los retratos del Ejecutivo portugués para ver que todos tienen el mismo fondo porque están hechos en el mismo sitio y con la misma bandera, lo que garantiza un mismo estilo". Para Victoria Mouriño, editora gráfica freelance, el fondo grisáceo sin símbolos oficiales ni colores, no tienen sentido, "ni se corresponde con la importancia que quieren y deben darle a la comunicación".

3. Sin edición posterior

Otra de las cosas que llama la atención es el aspecto que presentan los ministros y el propio Sánchez. No se trata de que parezcan modelos ni actores de cine, sino de lo que transmiten con su gesto y con la actitud ante la cámara. Por eso Mouriño echa de menos algo más de edición en unas capturas en las que pueden verse cabellos fuera de sitio: "Parecen hechas para el DNI". También la del presidente, de quien siempre se destaca lo mucho que cuida que su imagen.

4. Gestos desafortunados

Ocón no descarta que el hecho de que algunos aparezcan con muchas ojeras, con un rictus tristón o con mal color de cara pueda deberse a una intención de mostrarse más naturales. Pero si esa es la intención, parece haberse confundido la naturalidad y espontaneidad con la dejadez. Sobre todo por los rictus, que dicen mucho más de una persona que unas ojeras. Pueden transmitir fuerza o cansancio, ilusión o falta de ella. "Se ve una intención, no es que estén mal hechas, porque algunas como la de Isabel Celaá o Nadia Calviño son muy correctas. Pero el resultado global no es homogéneo. Lo que parece, en realidad, es que se han hecho con prisa", explica la experta, señalando que no se trata de errores que solo detecten expertos, sino cosas que puede ver cualquiera. "Como lo de los ojos cerrados".

5. En el PSOE no pasa

Lo chocante es que Sánchez, un presidente que en su mandato en funciones nos dejó fotos como la suya en el Falcon con gafas de sol, con su perrita Turka o algunas muy bien hechas con su mujer, Begoña Gómez, dé esta imagen en la web oficial de la Moncloa. Aquellas tomas, obra en su mayoría de Borja Puig de la Bellacasa estaban cuidadas hasta el último detalle. Suya también la potente fotografía de Irene Montero entrando del brazo con Celaá a la Moncloa. Los retratos de la web también son suyos, como confirma él mismo a esta revista sin aportar más datos o más información sobre la sesión de fotos. El problema es de conjunto, de cómo se ha compuesto esa página web y de la mala impresión que da, principalmente la foto de grupo. Sobre todo en un momento en el que la comunicación ha adquirido un peso vital en la política.


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