En marzo de 2019 saltaba a la luz el escándalo de los sobornos universitarios que ponía en la picota a Felicity Huffman y Lori Loughlin junto con otras 50 personas acusadas en la llamada Operación Varsity Blues. La actriz de Mujeres desesperadas se declaraba culpable y meses después entraba en prisión; mientras que la protagonista de Padres forzosos y su marido, el diseñador Mossimo Giannulli, acusados de pagar 500.000 dólares para que sus dos hijas, Olivia e Isabella, consiguiesen plaza en la Universidad del Sur de California (USC) como miembros del equipo de remo (deporte que nunca habían practicado), defendían su inocencia.
Ahora, un año después, el matrimonio ha decidido reconocer haber cometido fraude y sus abogados y los fiscales federales han acordado la pena que les impondrán a cambio de declararse culpables. A Loughlin, de 55 años, le caerá una sentencia de dos meses en una prisión federal, una multa de 150.000 dólares y cumplirá 100 horas de servicio comunitario. Su marido correrá peor suerte que ella y pasará cinco meses en la cárcel, además de una multa de 250.000 dólares y 250 horas de servicios a la comunidad.
Si el juez federal Nathaniel Gorton acepta este acuerdo, los fiscales retirarán los cargos de lavado de dinero y soborno y serán declarados culpables de participar en una conspiración institucional con el fin de corromper el proceso de admisión a la Universidad. La sentencia se conocerá el próximo 21 de agosto.
Una carrera destruida
La sentencia pondría fin a los problemas legales de Lori Loughlin pero no sanaría la herida que sufre su reputación y su carrera profesional. Hallmark Channel, el canal de NBC, la dejó fuera de la serie Cuando habla el corazón, que protagonizaba desde 2014, y la actriz tampoco ha participado en la quinta temporada de Madres forzosas (Netflix).
Esta caída en desgracia es la misma que ha sufrido Felicity Huffman que, aunque optó por reconocer su culpabilidad desde el primer momento y ya ha saldado su cuenta con la justicia, no ha vuelto a trabajar como actriz. La protagonista de Mujeres desesperadas y American Crime, acusada de pagar 15000 dólares para manipular la nota de su hija Sofía en los exámenes SAT (una especie de Selectividad americana), ha sido noticia últimamente al hacer pública la joven que finalmente había accedido por méritos propios a la Universidad Carnegie Mellon (Pittsburgh) para cursar estudios de interpretación.
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