El mundo del vino en España hoy no se entiende sin el nombre de Carlos Falcó. El marqués de Griñón convirtió Casa de Vacas, su hacienda familiar en Toledo, heredada de su abuelo, en una de las más fructíferas en la producción de vinos y aceites. Carlos Falcó nació el 3 de febrero de 1937 en el Palacio de las Dueñas de Sevilla en el seno de una familia aristocrática. Su padre, Manuel Falcó y Escandón, era duque de Montellano y grande de España al servicio del rey Alfonso XIII; su madre, Hilda Fernández de Córdova y Mariátegui, era marquesa de Mirabel y dama de la Reina Victoria Eugenia.
Carlos fue el tercero en llegar a la familia después de su hermano Felipe, que fallecía en 1962 y que estuvo casado con Rocío Medina Liniers, y de María del Rocío, fallecida en 1990 y esposa de Alfonso Díaz de Bustamante y Quijano. Después del ahora fallecido marqués de Griñón nacía Fernando (80), hoy marqués de Cubas, en 1939. Juntos fueron dos de los solteros de oro que copaban las páginas de las revistas de la época. Atractivos, seductores y de buena familia, en los años sesenta las crónicas rosas daban cuenta de sus encuentros con personajes del mundo del espectáculo como Ava Gardner o aristócratas como la emperatriz Soraya, que tras ser repudiada por el Sah de Persia se había refugiado en España.
Soñaba con ser agricultor
Cuando Carlos era aún un niño su abuelo, Joaquín Fernández de Córdova, le enseñó la almazara familiar, una especie de molino donde se obtiene el aceite a partir de las olivas o aceitunas. Ahí comenzó su sueño de ser agricultor. Desde el internado de Lecároz en Navarra, donde estudiaba, Carlos escribió a su abuelo para que convenciera a sus padres de que le dejaran estudiar ingeniería agrónoma y le prometió que si lo hacía le ayudaría a mejorar el aceite y el vino de la familia. Y así lo hizo. Se marchó a estudiar a la Universidad de Lovaina, en Bélgica, y luego completó su formación en la de California. Para ayudar al joven Carlos a cumplir su sueño, su abuelo le dejó en herencia la citada Quinta de Casa de Vacas, una parte de Valdepusa, en Toledo.
Su incesante trabajo y su ilusión por conseguir sacar adelante la bodega lo convirtieron desde hace años en uno de los bodegueros más prestigiosos de nuestro país. Pionero en la modernización de la viticultura, ostentaba los títulos nobiliarios de marqués de Griñón y marqués de Castelmoncayo y posee la Grandeza de España. Desde el año 1292, la familia de Carlos y el título de marqués de Griñón han estado unidos al Dominio de Valdepusa, propiedad histórica situada en Toledo y que incluye un viñedo de calidad única en España. Además, fue el primero que inició la aventura de hacer un gran vino en Toledo y hoy el Marqués de Griñón Dominio de Valdepusa es uno de los grandes vinos españoles.
Primera boda con 26 años
Cuando aún estaba estudiando en Estados Unidos, Carlos se casó por primera vez con Jeannine Girod en 1963. Jeannine, hija de una acaudalada familia de joyeros suiza instalados en la madrileña Gran Vía, tenía 20 años; Carlos, 26. La boda se celebró en la Iglesia de San Fermín de los Navarros, en Madrid. Tuvieron dos hijos, Manuel (56) y Xandra (51). El primero de sus hijos y heredero del marquesado de Griñón nació en California y hoy es uno de los banqueros españoles más influyentes en Londres. En 2018, fue nombrado codirector global de banca de inversión de la entidad estadounidense Citi. Allí vive en Chelsea con su mujer, Amparo Corsini, excomercial de Vogue España, y sus tres hijos.
Xandra, quien dicen que era el ojito derecho del marqués, estudió marketing y dirección de empresas en las mejores universidades de Madrid, Oxford y París. Durante más de 15 años estuvo involucrada en la bodega de su padre hasta que en 2019 decidió emprender una aventura en solitario relacionada con el mundo de la excelencia. Sandra se casó en 1998 con Jaime Carvajal, marqués de Almodóvar del Río, y tienen tres hijas.
Carlos y Jeannine estuvieron casados hasta finales de los sesenta cuando Jeannine abandonó al marqués de Griñón tras enamorarse de Ramón Mendoza con el que mantendría una relación de 15 años. Obtendrían la nulidad matrimonial en 1971 y Carlos se quedaba con la custodia de sus dos hijos. En 1974 plantaba la primera cepa de uva cabernet sauvignon en la finca que había heredado de su abuelo.
Christina Onassis se prendó de él
Tras su separación de Jeannine, Carlos alternó con Naty Abascal durante su etapa en Nueva York y, durante una cacería con sus amigos, también conoció a Cristina Onassis. La hija del multimillonario armador griego parece que se quedó completamente prendada de Carlos, que había ejercido de Cicerone con ella en la capital. Pero él no la correspondió y su historia de amor nunca llegó a buen puerto. Después mantuvo un flirteo con Sandra Gamazo, hermana de Anna Gamazo, mujer del financiero Juan Abelló, pero el amor no le llegaría de nuevo hasta encontrarse con Isabel Preysler.
Isabel Preysler: Su gran amor
Carlos y la reina de corazones se conocían durante una proyección privada de la película Fiebre del sábado noche. Ella aún estaba casada con Julio Iglesias pero su matrimonio estaba dando ya sus últimos coletazos. Carlos tardó apenas un mes en pedirle a Isabel que se casara con él. Lo hicieron el 23 de marzo de 1980 en Malpica (Toledo) y un año más tarde llegaba al mundo Tamara (38). Muchos aseguran que Preysler, que dejó la vida de mujer de una estrella de la música por el campo, ha sido el gran amor de Carlos pese a que su matrimonio solo duró algo más de cuatro años.
Isabel acudía sola a cenas de la alta sociedad en Madrid y en una de ellas conoció al entonces ministro de Hacienda Miguel Boyer. Los rumores no tardaron en salir a la luz. La ruptura fue muy dolorosa para él ya que la relación de Isabel y Boyer tomó fuerza y se llegaron a publicar imágenes del marqués saliendo de la que había sido su casa en El Viso. La pareja se separó en 1985.
20 años al lado de Fátima de la Cierva
Entonces Carlos se centraba en su bodega y en sacar adelante los mejores vinos. Pero el amor llamaba de nuevo a su puerta con la aparición de Fátima de la Cierva, sin duda, la mujer que mejor ha comprendido la vida en el campo que tanto gusta a Carlos. Fátima es bisnieta del duque del Infantado, antropóloga y filóloga, y pese a llevarse 22 años con el marqués, se casaron en el consulado español de Bayona en 1993. Ella fue la encargada de convencerle para trasladaran su residencia de Valdepusa a la finca El Rincón, más cerca de Madrid. Ahí nacieron sus dos hijos: Duarte (26) y Aldara (23).
Duarte es el fundador de Más Vida y presidente de la plataforma digital Red TDAH que facilita recursos para aquellos que, como él, tienen que lidiar con un trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Además es realizador audiovisual. La pequeña de la familia, Aldara estudió en Viena matemáticas puras y filosofía en alemán. El matrimonio de Fátima y Carlos se rompía en el año 2011 aunque en ese momento no firmaban el divorcio y de hecho, su separación no se daba a conocer hasta tres años más tarde.
Esther Doña: El matrimonio de la polémica
Aunque legalmente aún seguía casado con Fátima, el marqués de Griñón comenzaba a finales de 2015 a salir con una misteriosa joven modelo. Pronto conocimos su nombre: Esther Doña (41),42 años menor que Carlos. Esther había estado casada en dos ocasiones. Su primer marido fue un empresario español 25 años mayor que ella y su segundo matrimonio se llevó a cabo en Reino Unido, donde se casó con otro empresario español que también le sacaba 18 años y con el que vivió en Londres. La joven había regentado varios negocios de belleza en la capital con no demasiado éxito.
La malagueña renunció a su carrera como modelo para marcharse a vivir al campo con Carlos y en noviembre de 2006 se inscribían como pareja de hecho en el Registro Civil, un día después de que él firmara el divorcio de su anterior mujer. Salvo sus dos hijos pequeños, parece que el resto de los vástagos de Carlos no aprobaron esta unión.
La pareja se casaba por lo civil en secreto en julio de 2017 en la finca El Rincón y dos meses después organizaron una gran fiesta en el Palacio El Rincón de Aldea del Fresno (Madrid) para unos 150 invitados entre los que se encontraba el padre Ángel, fundador de Mensajeros de la Paz, que daba su bendición al matrimonio. En su luna de miel viajaron a África, continente que ya habían visitado en varias ocasiones para disfrutar de safaris por Kenia o del hotel de lujo marroquí Mamounia, uno de los más caros del mundo.
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