La trayectoria de Isidre Fainé se ha narrado siempre con el patrón literario del “from rags to riches”: una historia que transita de la pobreza a la riqueza, la historia de un self-made man. La vida conocida de Fainé encaja en ese relato: nació en Manresa (Barcelona) en 1942 en una familia de agricultores y hoy es presidente de Criteria Caixa y de la Fundación Bancaria La Caixa, además de uno de los hombres más poderosos de España.
Para quien parió el concepto, Benjamin Franklin, lo importante de esas historias de prosperidad es lo que sucedía en medio, y sobre todo, cómo se llegaba del punto de partida hasta los logros. Y eso es lo complicado con las personas que alcanzan el estatus de Fainé: trazar el camino, contar los detalles, conocer el cómo. La prensa lo tiene complicado para averiguar o publicar algo que se salga de lo ya repetido, una historia que incluye un empleo arreglando bicicletas o escenas en la que el Fainé adolescente enseñaba a sus padres, analfabetos, a leer y escribir.También se incluye en esa biografía (oficial, por repetida y nunca desmentida) su llegada al Banco Atlántico, que lo envió a Paraguay en los años sesenta para lanzar el Banco Asunción. Allí estuvo cuatro años, pero las indagaciones que ha hecho esta revista sobre ese periodo no han dado ningún resultado.
Con un entorno blindado a cal y canto y un hombre que a pesar de su relevancia apenas da entrevistas (puntuales y sobre temas muy concretos, casi siempre corporativos), la justicia es el único narrador capaz dedar algunos datos fuera del relato ya conocido. Concretamente, el juez de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, que ha imputado a Fainé junto al presidente de Repsol, Antonio Brufau, en una pieza separada del caso Tándem que investiga el espionaje al que fue sometido el ex presidente de Sacyr, Luis del Rivero, por parte del comisario José Manuel Villarejo.
La "disputa" de Luis del Rivero con ambos hombres viene de cuando éste denunció a Fainé ante la Oficina Antifraude de Catalunya en 2012 acusándolo por el presunto cobro irregular de 20 millones de euros en 2007, cuando fue ascendido de director general a presidente de la caja de ahorros de Barcelona. Lo que había detrás de esa denuncia, que la OAC no continuó, lo explicó el periodista Marcos Lamelas:"En medios empresariales se asegura que Del Rivero culpa a Fainé y a La Caixa de haber apoyado al presidente de Repsol, Antoni Brufau, en el pulso que mantenían por controlar Repsol".
A la espera de que la justicia siga sus averigüaciones y su camino, nadie habla de Fainé con el micrófono encendido, aunque tampoco antes era posible. Sólo un empresario barcelonés de todos los consultados se lanza a dar un par de pinceladas sobre el personaje y las dos tienen que ver con su pertenencia al Opus Dei. Para este hombre, fue un trampolín claro en la carrera de Fainé, que es miembro supernumerario de una entidad cuyo peso en el Banco Atlántico queda muy bien reflejada en José María Ruiz-Mateos, el último magnate, libro publicado por el periodista Ernesto Ekáizer en 1985.
El otro detalle que señala ese empresario es el siguiente: "Fainé no opera como un tiburón, tiene unos valores religiosos en los que cree profundamente", explica sea fuente, que considera que "ese carácter old school le ha llevado a ser más bien paternalista con sus empleados". Lo que dice tampoco es nuevo: esa faceta de hombre involucrado con las causas sociales y empático también ha dado lugar a muchas historias relacionadas con empleados a los que ha ayudado y que corren por círculos periodísticos de Barcelona sin que nadie nunca haya podido ponerles fecha ni nombre ni apellidos.
Lo que sí está demostrado es el poder que ha acumulado y que lo convirtió en la tercera pata, junto a César Alierta y Emilio Botín, del llamado “triángulo de oro” de las amistades del rey Juan Carlos I. Fainé, sin embargo, es el único que se atrevió a contrariarlo en 2020 al despedir a su hijaCristina de Borbón tras 25 años de contrato en La Caixa. En todos esos años, la infanta acudió a los enlaces de los hijos de su jefe, padre de cuatro chicos y cuatro chicas fruto de su matrimonio con Montserrat Garriga, la más desconocida de las esposas de banqueros en España.
La infanta, sin embargo, desapareció antes de la vida privada de Fainé al no acudir en 2013 a la boda de la última hija soltera de Fainé, Magalí con Christian Cucurull. Se dijo entonces que era porque la familia vivía en Washington, donde Iñaki Urdangarin obtuvo un contrato con Teléfonica en 2009, pero lo cierto es que para esa fecha, verano de 2013, la infanta ya tenía un nuevo hogar en Suiza. Los rumores decían que ya entonces Fainé no estaba cómodo con el caso Noós y que, de alguna manera, respiró aliviado.
Padre de ocho hijos
Por sus orígenes, Fainé no ha sido nunca tratado como "hijo de" pero sí ha sido padre de ocho vástagos que siguen la misma línea de discreción que él ha marcado en su carrera. Incluso el más conocido, Xavier Fainé tiene un perfil público muy bajo. Economista, está casado con una colega de disciplina, Carmen Paz, doctora en Dirección de empresa y experta en Recursos Humanos que imparte clases en la Universidad Carlos III de Madrid. Él, por su parte, es director de la rama inmobiliaria de la Fomento de Construcciones y Contratas, donde aún tiene participación una de sus antiguas dueñas, Esther Kopolowitz.
Ese es el entorno laboral y social donde se mueven los hijos de Fainé, padre también de Jordi, otro peso pesado dentro de Planeta, el grupo de la familia Lara, donde ha sido consejero de la aerolínea Vueling y ha trabajado en Hemisferio Inversiones, con la que la familia Lara gestionó durante años su enorme patrimonio.
El resto de sus hijos llevan vidas aún más discretas. La propia Magalí trabaja en la misma empresa desde hace más de una década como experta en marketing y es su marido, miembro de los Cucurull, otra de las ramas de la burguesía catalana más destacada, quien sí comparte edificio con su suegro al trabajar en el departamento de marketing de Caixabank. El perfil que se sale de la tónica es el de Mónica Fainé, la hija abogada que pudiendo ejercer en cualquier de los despachos más potentes del país, decidió ejercer su profesión de manera independiente.
Prudente y condecorado
Como buen banquero, sus preferencias políticas están tan bien protegidas como su vida. Dirigiendo una entidad que tiene sede en un territorio tan complicado políticamente como Cataluña, esquivar algunas preguntas es complicado. Nada sospechoso de ser catalanista –usa su nombre en catalán o en español, Isidre o Isidro, según el escenario– apoyó en su día un posible gobierno de PSOE y Ciudadanos. Fue en 2016, cuando Albert Rivera –ex empleado de La Caixa– y Pedro Sánchez anunciaron un acuerdo para que los naranjas apoyaran la investidura del socialista. Ese pacto no llegó a puerto, pero en una intervención pública, Fainé se mostró de acuerdo hablando de que eso facilitaría “un gobierno estable”.
Como hombre de finanzas destacado, tiene premios como la Cruz de Sant Jordi, concedida por el gobierno de Generalitat presidido entonces por el socialista José Montilla, pero también otros reconocimientos extranjeros como la Orden Nacional de la Legión de Honor Francesa. Son galones tangibles, que reconocen los logros, pero no dan información sobre el modo en que se ha construido este self made man, un término que,como demuestra una reciente tesis doctoral sobre el asunto, se ha devaluado mucho desde que lo inventó Franklin hasta hoy, cuando "ha sido reducido a una mercancía o a una impostura". Es la razón por la que se usa para a personajes como Frederick Douglass, exesclavo y figura clave en el abolicionismo de la esclavitud, pero también al recientemente fallecido Bernard Madoff.
Nuestros periodistas recomiendan de manera independiente productos y servicios que puedes comprar o adquirir en Internet. Cada vez que compras a través de algunos enlaces añadidos en nuestros textos, Condenet Iberica S.L. puede recibir una comisión. Lee aquí nuestra política de afiliación.
Fuente: Leer Artículo Completo