Manolín está hecho un lío pues lo que empezó como un juego para dar celos a Inma ha pasado a realidad. “Siento algo por Estrella. Lo he notado al besarla”, confiesa a su amiga, que lo anima a seguir. “Me da miedo que me rechace como han hecho todas las chicas siempre”, reconoce.
Mientras, Guillermo también trata de convencer a Cristina de que va en serio. Al salir del trabajo se van a casa de él y cuando la cita pasa a más, llaman a la puerta.
Es Lourdes, dispuesta a empezar de cero con Galán, a pesar del recuerdo de su madre. La presencia de la abogada cambia sus planes. “Perdón, ¿he interrumpido algo? Solo venía a comunicarte que dejo el bufete”, miente.
Sabela se pasea altiva por el barrio hasta que Jose encuentra una idea para atraparla: “Tenemos que hacernos con su libro de cuentas que demostrará sus trapicheos”.
Cuando lo consiguen, la amenazan con entregárselo a la policía, pero ella guarda un as en la manga. “El cuaderno por Pablito”, los chantajea y consigue su objetivo. “No intentéis robarlo más porque voy a quemarlo ahora mismo”, les dice. No sabe que Curtis se ha adelantado y ha hecho una copia.
Luisita se acerca al piso de Amelia para rogarle que no ponga la denuncia por el incendio de la librería. “Nos meteremos en un lío”, le pide de rodillas y aprovecha para decirle que se equivocó al dejarla. “Me gustaría retomar lo que dejamos a medias. Te amo”, afirma.
Mateo e Inma notan la tristeza de Lourdes y le preguntan: “Estoy enamorada de Guillermo, pero él tiene algo con su compañera de universidad. Les sorprendí juntos ayer”. Entre confesiones, Mateo también afirma que está loco por Marina: “Te entiendo. Yo no duermo desde hace días por la novia de mi mejor amigo”.
Dispuesta a acabar con la carrera política de Armando, Irene vende unas fotos de la mujer del primero en las listas electorales para que parezca que ha sido él el traidor y lo expulsen del partido.
Sin embargo, este descubre la jugada y, fuera de sí, exige explicaciones a su amante.
La discusión le provoca una subida de tensión que le hace tener un aborto espontáneo.
Pronto, el médico confirma la pérdida, lo que lleva a Irene a la locura. “Necesitaba ser madre. Era mi última oportunidad”, se derrumba ante sus sobrinos, que la arropan.
La estrategia de Curtis ha dado resultado y la policía se lleva a Sabela, lo que no significa que Benigna salga en libertad. “Hasta que no se celebre el juicio permanecerás entre rejas . Ten paciencia, la justicia va muy lenta”, comenta Justo.
A la mañana siguiente, Eugenio se despide de Fede, una vez solucionados sus problemas económicos: “Hijo, solo espero que puedas perdonarme”. Aunque el recepcionista se hace el duro, nada más darse la vuelta se le escapan las lágrimas. Son demasiados problemas.
Cuando Guillermo está solo en el despacho se presenta n dos agentes. “Acompáñenos a comisaría”, ordenan sin darle más explicaciones. Este suceso une a Cristina y a Lourdes, pues ambas sospechan que detrás de todo está Ordóñez. Además,
como lo acusan de pertenencia a banda armada y terrorismo, lo mantienen incomunicado
El malestar de Cristina se acentúa y decide ir al médico. En la consulta, le aseguran que no se trata de una úlcera como cree: “Hay muchas posibilidades de que esté embarazada”.
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