Aunque había dicho que por el momento no iba a dar declaraciones de la muerte de su padre, Héctor Suárez Gomis accedió a dar una entrevista telefónica al programa «Hoy» debido a la gran amistad que tiene con Andrea Legarreta desde hace varios años y además de contarle sobre los últimos momentos de don Héctor Suárez, señaló que hay algo que lo tiene muy pensativo y hasta cierto punto indignado.
El actor fue cuestionado sobre si le realizarán algún homenaje a su papá cuando acabe la cuarentena por coronavirus, a lo que respondió que está abierto a lo que la gente le quiera hacer en su memoria, aunque señaló que le da lástima que nadie se fijara en él en sus últimos años como para concretar algún proyecto en la pantalla chica.
Les robo un minuto de su domingo. El recuerdo más viejo que tengo de los dos juntos es de hace más o menos 47 años. Estábamos en el cine, entre los dos nos comíamos un gaznate, las luces se apagaron, me sentó en sus piernas y comenzó la película. No, no era Pinocho, Dumbo ni los Aristogatos; esas vinieron después.Mientras comía lo que me quedaba del gaznate, en esa pantalla gigante apareció mi papá. ¡Sí, mi papá me había llevado a ver una película suya! ¡Jamás voy a olvidar lo que para mí fue el más grandioso truco de magia de la historia! ¿Cómo era posible que estuviera aquí y allá, allá y aquí. Recuerdo que al oído me explicó algo que en ese momento no comprendí. Ese día supe que mi papá era especial y al ver que ninguna otra persona del público logró estar en dos sitios al mismo tiempo, entendí que mi papá era único. Y sí, durante toda mi vida fui testigo de su grandeza.Mi papá provocó que me enamorara de mi profesión.Siempre me dijo campeón. Todos los días me decía «TE AMO» y si no me lo decía, me lo escribía por WhatsApp acompañado de emojis de corazones (varios) y flores (también varias). Me enseñó a ser un guerrero con su ejemplo, a no dejarme de NADIE. La integridad y la honestidad en mi persona son por su culpa.Hay algo que no sé de qué manera se lo voy a agradecer: ¡ME ENSEÑÓ A REÍR!La risa en nuestra relación siempre fue muy importante. Todo, absolutamente todo lo veíamos a través del humor.En una de nuestras últimas pláticas, le di las gracias por haberme enseñado a ser papá. A mi Ximena y a Pablo me los como a besos, les digo «te amo» todo el día, respeto su individualidad, quiero que sean mejores que yo en todo, son mi orgullo, mi motor, mi vida entera… y esa es la herencia más importante de su abuelo.Un día, entre mi infancia y mi adolescencia, me pidió que lo oyera con mucha atención y me dijo con mucha firmeza: -Óyeme bien, cabrón. En esta vida siempre hay que ser agradecido. Créanme que JAMÁS se me olvidó. Papi, ¡Gracias, gracias, gracias por ser mi papá!Ya pueden seguir con su vida. Ah, díganle «TE AMO» a todos los que habitan en su corazón.
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«Este hombre que paralizó las redes el martes con el anuncio de su muerte estuvo ahí durante mucho tiempo y no lo aprovecharon. Creo que en México lamentablemente se da eso con los actores ya mayores y los quieren poner como el abuelito de la bonita de moda y en Estados Unidos no sucede, tú ves a Anthony Hopkins, a Morgan Freeman y otros actores con mucha trayectoria aún protagonizando», dijo Héctor.
Por otra parte, el actor aseguró que está sorprendido de ver cómo su hijo Pablo, de 5 años de edad, ha comprendido perfectamente la partida de su abuelo y reveló que le habló para decirle que iba a poner un plato pequeño con alpiste por si el comediante reencarnaba en ave y decidía pasar a visitarlo algún día.
Papá, voy a compartir una anécdota para que la gente sepa cómo eras con tus hijos. Vamos a jugar con el tiempo y su imaginación. ¡Lleven su mente a finales de los 70!En la radio, los Bee Gees suenan todo el día, Argentina es el campeón del mundo y desde hace dos años, Star Wars es un fenómeno cultural.Es 1979 y en mi mente existe solo una cosa: ir al Camp Flying Eagle (Me mandaron por primera vez a Michigan en 1977). La tradición en la casa a partir del verano del ’77, era que si yo sacaba buenas calificaciones, me mandarían casi todo el verano a un camp que estaba en Mancelona, Michigan.Siempre fui un niño de casi puro 10, entonces, cuando entregué la boleta de calificaciones del mes de marzo, mi papá me dijo: – ¡Otra vez te irás a tu camp, campeón!Se fue de gira dos meses y cuando regresó, me enseñó un fajo de dólares y dijo que eran pagar mi viaje.El Camp Flying Eagle es uno de los lugares más importantes de vida ¡En total fui 7 veces!Viajar yo solo desde los 8 años a un país en el que no se hablaba mi idioma, me hizo independiente, fuerte y crecí con mucha seguridad. A mis 18 años, en una plática profunda y dura en la que mi papá tenía que darme una gran lección de humildad, me confesó lo que en realidad había hecho en 1979 para no fallarme y mandarme a mi Camp: El señor Héctor Suárez estaba pasando por una etapa de «vacas flacas» y para cumplir su palabra, se fue durante más de dos meses a trabajar de incógnito como payaso en un circo.No, por supuesto que no es denigrante trabajar en un circo y mucho menos lo es ejercer la antigua y hermosa profesión de Clown.Sucede que para ese entonces, se suponía que mi papá ya «había llegado», ya era muy importante, famoso, querido y admirado por el público y respetadísimo por su gremio. Nada de eso le importó y antes que su nombre, estaba el amor por su hijo. ¡Así fue toda su vida con cada uno de sus hijos! ¡Así fue toda su vida con cada persona que habitaba en su corazón!En los 80 vendrían Lagunilla mi Barrio, El Milusos, ¿Qué nos pasa? Y se convertiría en uno de los actores más importantes, más premiados y mejor pagados del continente. ¡Gracias por ser mi papá!
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