Hablamos con Joseba, el hijo de Karlos Arguiñano: Mi padre saca el lado bueno de todo. Me sorprende cómo conecta con la gente. ¡Siempre de tú a tú!”

La primera vez que Joseba Arguiñano (35 años) apareció en el programa de su famosísimo padre, el chef Karlos Arguiñano, fue en 1999. Tenía 14 años. “Hice una mayonesa para unos huevos rellenos, piqué perejil… Antes ya había salido en un anuncio de plátanos. ¡Qué experiencia!”, recuerda entre risas. Más de dos décadas después, la situación se repite en Cocina abierta, el espacio que conduce Arguiñano todos los mediodías en Antena 3. “¡Es un placer trabajar con el aita! Saca el lado bueno de todo. Me sorprende cómo conecta con la gente. ¡Siempre de tú a tú!”.

Joseba es el mediano de los siete hijos del cocinero y Luisi Ameztoy: Eneko, Zigor, Karlos, Martín, Amaia y María, esta última adoptada en Argentina. Salvo Karlos, cineasta, y Amaia, ingeniera, todos están vinculados al negocio familiar en Zarauz: Hotel KA, donde también se ubica el restaurante, y Aiala, escuela de cocina. Una vasta familia que comenzó cuando Luisi trabajaba como pescadera y Arguiñano se enamoró de ella por su dominio del machete y su olor a pescado. “Y porque cuando iba a su casa le daban de comer bien”, ríe Joseba. “Mi madre es la matriarca. Ahora está jubilada”, añade.

El joven es un chicarrón del norte: habla euskera desde pequeño y su plan favorito es salir a pescar, surfear y estar en el caserío familiar rodeado de animales, patos, gallinas, cabritos y pottokas, “unos caballos autóctonos que son como nuestro idioma, los más ancestrales de Europa”. Recuerda como “intenso y bonito” su paso por la ikastola, la escuela del País Vasco con fama de estricta. “No era buen alumno. Quería ser mecánico, pero como tenía que estudiar lo dejé. Hasta que comencé en la cocina”. Fue al regresar de Australia, donde viajó para aprender inglés y “ver mundo”, cuando decidió que sería repostero. Se formó en Francia y Cataluña. “Mi tía Eva me enseñó todo lo que sé. Me dio sus recetas. ¡Es como mi segunda madre!”. Hoy en día Joseba tiene un obrador en Zarauz que abastece al negocio paterno, entre otros restaurantes de Guipúzcoa, y regenta dos pastelerías llamadas JA.

El repostero ha experimentado una relativa fama, ya que —además de su colaboración en Antena 3— tiene dos programas propios en la ETB, la cadena pública vasca: Sukalerrian —juego de palabras en euskera— e Historias a bocados. “Hemos llevado la fama con naturalidad. Mi padre es amable con todos. La única anécdota es cuando teníamos prisa y lo ayudábamos a esconderse”.

Joseba es discreto, pero consigo arrancarle que tiene pareja, Natali, y dos hijos, Manex, de seis años, y Kaia, de tres. Antes de despedirnos le pregunto si se considera el digno heredero de su padre, todavía incombustible a sus 72 años. “Se verá. Yo voy poco a poco… ¡y disfrutando mucho!”.

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