La llegada del siglo XXI trajo consigo una evolución, actualización e implantación a pasos de gigante de las nuevas tecnologías que supuso un sinfín de oportunidades de comunicación global y de entretenimiento masivo con la aparición de propuestas como WhatsApp, Netflix, TikTok, HBO, Instagram y demás aplicaciones que han ido surgiendo en las últimas décadas.
Pero ya se sabe que la moneda siempre tiene dos caras y al mismo tiempo que donde reside una oportunidad también puede crearse una amenaza -sobre todo si no es controlada- y esto es lo que está ocurriendo con toda la cantidad de redes sociales y oferta tecnológica que tenemos a nuestro alcance. El FOMO (Fear Of Missing Out) fue uno de los primeros síndromes en incrementarse, ante la necesidad de las nuevas generaciones de estar siempre conectados con la aparición de sentimientos como la tristeza, ansiedad e incluso paranoia al imaginarnos cosas que pasan por nuestra mente que en realidad no están ocurriendo.
¿Que es el FOBO?
Ahora, la sociedad ha dado un paso más allá y se ha creado el concepto de FOBO (Fear Of Better Option). Según la publicación The Guardian fue el economista capitalista de riesgo estadounidense Patrick McGinnis el primero en acuñar este término. Para McGuinnis este fenómeno surge del miedo a no elegir la mejor opción a la hora de tomar pequeñas decisiones que condicionan y se dan en nuestro día a día.
No estamos hablando de aspectos importantes, vitales y grandes, sino más bien decantarnos entre unas alternativas u otras que carecen de una relevancia significante como puede ser escoger la contratación de una plataforma de contenidos (ya sea Netflix, HBO, Amazon Prime o Movistar +), inclinarse entre un sinfín de películas o series a la carta, coger el autobús o metro, comprar un libro o cogerlo prestado, publicar en TikTok o Instagram, pedir comida a domicilio o salir a cenar… entre otras decisiones que sin quererlo condicionan y conforman nuestra vida diaria.
El ejemplo más claro lo transmite a la perfección la plataforma en streaming NETFLIX Seguro que sabes de lo que estamos hablando y que te ocurre cada fin de semana cuando entras en tu perfil y tienes ante ti decenas de opciones nuevas entre documentales, películas o series y no tienes muy claro por cuál de todas ellas apostar.
«Se conoce como FOBO, al miedo a perderse la mejor opción. Y esto ocurre porque vivimos en una era tecnológica repleta de miles de alternativas, y al final perdemos el rumbo de nuestro juicio de valor personal y queremos abarcarlo todo. Queremos elegir lo mejor, y a la vez que quede plasmado para que el mundo lo sepa», indica la psicóloga y sexóloga Judith Viudes.
«Tener acceso a un sinfín de opciones y tener que elegir solamente una, puede crear síntomas de nerviosismo constante que pueden acarrear problemas de ansiedad. Las personas suelen sentirse más agobiadas cuantas más opciones tengan para elegir, y pueden tirarse horas para escoger una opción, o incluso, hay quiénes apuestan por muchas opciones a la vez y luego van descartando o intentan abarcar todas las posibles. Quieren englobar tanto, que esto termina en un bucle sin salida. Al contrario de lo que parece, cuantas más opciones se nos presentan, menos libertad de elección y más paralización», continúa Judith.
¿Por qué tenemos miedo a elegir la opción incorrecta?
Lo primero que debemos preguntarnos es qué entendemos por ‘opción correcta’. ¿Es aquella que establece o dicta la sociedad y las personas más cercanas que se encuentran a nuestro alrededor?
Por qué elegir series como You cuando a ti te apetece ver Sex Education o viceversa. «Se vive en una anticipación constante y con una expectativa de experiencia que desemboca en ese miedo a escoger una experiencia menos placentera o menos popular que otra. Realmente, esto esconde una ansiedad social«, comenta a Harper’s Bazaar Judith Viudes.
En cuanto al rango de edades en las que más se experimenta este trastorno, es común verlo sobre todo durante la adolescencia y en la edad adulta, pero con causas totalmente diferentes relacionadas con el contexto y las vivencias de cada etapa. En palabras de Judith Viudes:
-En la ADOLESCENCIA está relacionado con la búsqueda de identidad, la competencia y el lograr un sentimiento de popularidad para encajar en el grupo. Esto puede acarrear síntomas de FOBO al querer elegir la mejor opción de todas las que se presentan y más aún en una era tan diversa y tecnológica con la intención de no desencajar del resto.
-En la JUVENTUD Y ADULTEZ existe la búsqueda de un buen trabajo, una estabilidad económica, nos encontramos con el tiempo libre limitado, las relaciones sociales, eventos a lo que acudir y a los que no… Todo ello fomenta esa ansiedad de querer elegir la mejor opción y sentir que se aprovecha bien el tiempo y que las experiencias ‘tienen que ser las mejores’ y debemos sentir que no estamos dejando la vida pasar.
Diferencia entre FOMO y FOBO
La diferencia entre FOMO Y FOBO, es que la primera, se basa en el miedo a perderse algo, aunque no nos apetezca y además, que quede plasmado en redes sociales. Y la segunda, aún hila más fino, y es el miedo a perderse la mejor opción de todas las que se nos presentan y luego, arrepentirse y sentirse peor creyendo haber elegido ‘mal’. Aunque parten de una base común -que son las nuevas tecnologías y la aparición de las redes sociales- son diferentes a la hora de explicar y entender estos dos fenómenos sociales.
¿Qué hacer para combatirlo?
A pesar de que es difícil aprender a combatir el temido FOBO y eliminarlo solo dependerá de nosotros mismos (aunque podemos contar con ayuda profesional) debemos lo primero de todo aprender a regularlo y a no sobredimensionar la situación. Para ello Judith Viudes recomienda:
-Intentar hacer un juicio de valor subjetivo sobre qué es lo que realmente nos apetece hacer.
-Olvidarnos del qué dirán y aprender a decir que NO a aquello que no nos apetece en absoluto o que no nos va a aportar nada positivo en el momento de la vida en el que nos encontramos. Di SÍ al JOMO.
-La elección más popular no tiene por qué ser la mejor opción.
-No pasa nada por haber elegido ‘mal’, ver el lado positivo de la situación y aprender de ello.
-Tomar conciencia de que siempre pueden haber opciones ‘mejores’ o ‘peores’. ¿Has invertido casi dos horas en ver esa película tonta con tu pareja o compañeras de piso? ¿Y qué pasa? ¡Quedaos con las risas que os habéis echado, con el rato que habéis estado juntos y con las palomitas que habéis ingerido!
-Dale el valor que se merece a la opción que acabas de elegir. Es tu presente y tu vivencia.
-Evita comparaciones, expectativas hipotéticas y juicios de moral. ¡No hace falta decir que nada es tan bonito como lo que ocurre en nuestros stories o feed de Instagram!
Ahora toca poner en práctica en tu rutina diaria todos estos consejos y aprender a no gastar el tiempo innecesario en sopesar las mejores alternativas porque al final estaremos perdiendo tiempo que no tenemos y acabaremos por no disfrutar de esos pequeños momentos que -a pesar de que parezcan pequeñas minucias- son los que verdaderamente hacen que nuestra existencia tenga sentido.
Fuente: Leer Artículo Completo