El reto de convertir a Carmen Polo en un ser humano con toda su complejidad (y sin collares)

En Mientras dure la guerra, la recién estrenada película de Alejandro Amenábar, Karra Elejalde está irreconocible bajo las barbas, postizos y capas de látex que le han convertido en Miguel de Unamuno. Lo mismo se puede decir de Eduard Fernández en la piel del general Millán-Astray. Puede que a Santi Prego,el actor gallego que interpreta Francisco Franco en este drama histórico ambientado en los primeros días de la contienda,alguien le exija pruebas de que es él quien ha hecho este finísimo retrato del dictador. A la propia Mireia Rey (Esplugues de Llobregat, 1983), que da vida en Mientras dure la guerra a Carmen Polo, asegura que a veces debe recordarse que son los colegas con los que ha compartido rodaje. "Acostumbrada a verles con la caracterización sin todo ese maquillaje me cuesta identificarlos cuando nos hemos ido viendo", confiesa a Vanity Fair.

En el caso de Mireia no se precisó una transformación física como la de sus compañeros, por lo que se evitó un proceso de maquillaje que la mayoría de actores suelen describir como una tortura. Ciertos rasgos comunes con Carmen Polo –rostro alargado, mirada baja, labios finos– jugaron a favor de obra. También el deseo de Amenábar de construir un personaje sin excesos. "Alejandro me explicó que el reto era bajar del personaje icónico, reducir esa idea que la gente tiene de ella, para bien o para mal, y mostrar a una mujer con toda su complejidad, circunstancias, deseos y temores".

La llamada para convertirse en la mujer de Franco le pilló por sorpresa. La actriz, que hasta ahora había frecuentado más la escena teatral, llegó a la prueba sin saber si era para una película, una serie o un telefilme. "Me vieron un martes y el viernes me dijeron que me querían ver el próximo martes", rememora. Allí estaba Yolanda Serrano, la responsable junto a Eva Leira de que Belén Rueda hiciera Mar adentro y otros muchos aciertos en los repartos de Amenábar."Allí me encontré con mi Franco, Santi, sin saber que era el definitivo". También fue cuando descubrió, por un descuido al darle una separata del guión en la que aparecía el título de la película, el proyecto al que estaba aspirando. "En cuanto salí de la prueba busqué en IMDb Mientras dure la guerra y me llevé esa alegría, la de descubrir que era para trabajar con Amenábar".

En aquella prueba que Mireia recuerda confusa –"aún estoy asimilando todo a pesar de que ha pasado tiempo"–, el Franco de Santi Prego ya tenía vocecilla atiplada y uniforme militar. Puede que desde fuera la situación tuviera un punto cómico, pero a ella le ayudó a darle normalidad a la relación entre ambos.“Lo más importante para mí fue profundizar en su historia de amor", cuenta citando la biografía Carmen Polo, señora de El Pardo, de Carmen Enríquez, como una fuente principal de información. "Somos lo que somos por lo que ansiamos, y en el caso de Carmen, era básicamente estar con su marido y formar una familia tradicional. Por los destinos de Franco vivieron separados mucho tiempo, y al principio de la guerra tuvo que permanecer escondida con su hija".

“Mi marido quiere una España sin gritos, donde haya paz”, dice Carmen Polo a Miguel de Unamuno en Mientras dure la guerra cuando el escritor y filósofo al que tanto admira cuestiona el fin último del bando franquista. Mireia, que ha hecho el ejercicio de cualquier actor que se acerca a un personaje, tratar de entender sin juzgar, lo tiene claro. "Para Carmen el final de la guerra era su forma de avanzar, de estar mejor. Eso no justifica horrores, por supuesto, pero a mí me ayudó mucho a ponerme en su lugar".

"Al leer más sobre ella me sorprendió lo poco que se conoce su infancia y juventud. Era hija un hombre bastante liberal, un viudo de la burguesía ovetense al que precisamente no le encantaban los militares y que puso todas las trabas que pudo a ese noviazgo. Lo curioso es que algo parecido le pasó a Franco, que provenía de una familia más progresista que él. Sin embargo, ellos dos dieron ese paso hacia un modelo más conservador. Carmen era una enamorada del siglo XIX, idealizaba aquella época, la tradición y la familia… Mucha gente que los trató antes de la guerra coincidía en que el matrimonio no parecía de los años 20-30, sino mucho más antiguo".

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Tal y como cuentan las crónicas, y refleja Mientras dure la guerra, Carmen Polo tuvo un papel decisivo el día en el que Unamuno pronunció el discurso que sirve de clímax a la película. Tras aquel célebre "venceréis, pero no convenceréis" en el Aula Magna de la Universidad de Salamanca, la esposa de Franco le pidió que la cogiera del brazo para salir de allí sin que los militares congregados le apalizaran. "Ella le admiraba muchísimo, especialmente por ser un intelectual cristiano, y estaba encantada de tenerle cerca", cuenta la actriz. "Había recibido una educación donde preparaban a las chicas para progresar casándose con gente que llegara lejos, conocer a gente importante. Ella comenzaba a ver cumplido con Unamuno ese sueño de relacionarse con figuras célebres".

Habrá quien eche en falta ver a Carmen Polo en Mientras dure la guerra luciendo alguno de los collares de perlas que le dieron sobrenombre. "Sonia Grande [diseñadora de vestuario] hizo esa elección muy inteligente para no caer en el tópico", explica Mireia. "Además, a mí me iba bien agarrarme a la idea de que las personas evolucionamos, que los collares no formaban parte de su vida. Todas esas leyendas alrededor de lo mucho que le gustaban las joyas empezaron a surgir más tarde".

De todos modos, si alguien quiere indignarse por algún detalle quizá prefiera poner el grito por el hecho de que una catalana de Esplugues de Llobregat interprete a Carmen Polo, nacida y criada en Oviedo. "Es anecdótico, sin más", responde Mireia. "Entre mis amigos y mi familia sí que ha dado lugar a alguna broma, pero todos están súper contentos porque son conscientes de que es una grandísima oportunidad como actriz". Por ahora los nietos del personaje al que interpreta tampoco han dicho nada sobre su trabajo. "No espero que lo hagan, la verdad, pero aceptaré las críticas. Obviamente, sé que hay gente que ha dicho que no la va a ver, pero afortunadamente los más son los que quieren hacerlo. Es una película importante, se ha hecho con mucha seriedad y buen gusto, no es maniqueísta, y sería una buena oportunidad para ver desde el sosiego nuestra propia historia".

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