Hace unas semanas, alguien hizo correr por las redes un supuesto fondo de cartulina que imitaba una librería repleta de títulos prestigiosos, pensada como fondo para videollamadas. Se trataba de un chiste, pero una tienda online cogió la idea al vuelo y, días después, el meme se había convertido en realidad (puedes comprarlo aquí). Y es que resulta que tu librería es el listón por el que te van a juzgar tus interlocutores online, y no podemos correr riesgos a la hora de hacernos un shelfie o autorretrato con estantería de fondo
El New York Times acaba de dedicar un extenso artículo a analizar las entrevistas ‘confinadas’ de diferentes celebrities… tomando como referencia los títulos más representativos de las estanterías que se veían tras ellos. Curiosamente, Cate Blanchett tenía muchos libros de crítica política,; Anne Wintour, una novela satírica; Jane Goodall, una de espías; y el príncipe Carlos, una inquietante cantidad de libros centrados en caballos.
Por supuesto, ha surgido ya una cuenta de Twitter, Bookcase Credibility(50.000 seguidores y subiendo), que analiza el fondo literario de cada celebrity con un estilo casi psicoanalítico (de Robert de Niro dicen, por ejemplo, que sitúa su estantería “como un guardaespaldas, a su hombro, visible pero sin obstaculizar”).
Pero, ¿qué tiene que tener nuestro fondo “literario” para considerarse aceptable? En primer lugar, deberías considerar qué marca personal quieres transmitir a tus interlocutores virtuales; si eres una profesora de literatura medieval, elimina de la zona de encuadre de tu cámara las revistas de videojuegos; si eres presidenta de una asociación de gamers, retira esos tochos sobre arquitectura barroca.
Pero no te pases, porque un shelfie demasiado deliberado resulta poco verosímil (le ha pasado a Kate Middleton con su impecable selección de clásicos británicos) y podrías atraer el sarcasmo de tus ‘followers’: la periodista Brandi Kruse ya ha preguntado en Twitter, con mucha intención: ‘¿Qué libro has retirado deliberadamente de tu estantería antes de una videollamada?’.
Resulta, por lo tanto, aconsejable tener unos títulos de novela negra entre tus manuales médicos en ese congreso sobre neurocirugía, y salpicar un par de novelas gráficas en tu selección de literatura medieval cuando des tu clase sobre el Cantar del mío Cid. La clave está en dar una imagen arreglá pero informal, y encontrar el punto justo puede resultar complicado.
Por otra parte, la disposición y cantidad de los libros también define; elige si quieres mostrarte como acólita de Marie Kondo (shelfie minimalista, con grandes espacios en blanco y títulos escogidos) o si lo tuyo es la intelectualidad diógenes (mezcla de géneros, doble hilera de libros con volúmenes en horizontal encima). Cuida los detalles no literarios del conjunto: adornos, velas, una taza de café que puedas coger descuidadamente mientras hablas… Ah, y no te creas que, ante tanta complicación, es mejor evitar los fondos con libros en las videollamadas. La iluminación, la decoración y hasta el feng shui de tu habitación se analizan cono todo detalle en cuentas de Twitter comoRoom Rater.
Fuente: Leer Artículo Completo