En la redacción tengo un nombre: soy la niña de la alcachofa. No porque me encante comerlas fritas (que también) sino porque creo sobre todas las cosas en sus poderes drenantes para hacer frente a la retención de líquidos, la hinchazón y la inflamación del cuerpo. No es que sea una hortaliza mágica, pero casi. Si la tomas de forma religiosa durante largos periodos de tiempo (siempre con cuidado y sin extender el tiempo indicado, sobre todo cuando se trata de pastillas o viales) los efectos son milagrosos. Mi forma favorita de tomarla es diluida en agua:matas dos pájaros de un tiro. La alcachofa hace lo suyo en lo que a la retención de líquidos se refiere mientras que haces los deberes y no te olvidas de hidratarte. Un win win en toda regla.
Las alcachofas son ricas en fibra, vitamina C, ácido fólico, potasio, calcio, magnesio, manganeso y fósforo. Además, por ser una fuente de vitaminas B1, B3 y E que interfieren en el buen funcionamiento del sistema nervioso. También es durética: seguro que has escuchado en más de una ocasión aquello de ‘la dieta de la alcachofa’ para adelgazar rápido antes de una boda o un evento. Aunque esta clase de dietas no son saludable debido a al restricción que suponen, mentiría(mos) si dijera que nunca la he probado. No obstante, esta no tiene que ser la razón que lleve a nadie a convertir la alcachofa en un alimento imprescindible en el frigorífico.
Cómo sacarle el máximo partido
Si no naciste con el don de al cocina precisamente, no te preocupes. Las puedes comprar en lata, donde no pierden ninguna de sus propiedades. No obstante, la mejor opción será siempre comprarlas frescas y prepararlas en casa. Una tarea algo más complicada, pero que vale la pena, ya que puedes aprovechar de muchas maneras la alcachofa. Para limpiarla tienes que quitar las hojas más duras y secas de la alcachofa, incluso con una cuchara puedes auitar la pelusilla dle interior. Para retrasar la oxidación, ve dejando la alcachofa en un bol con agua fría y limón mientras que limpias las demás. A partir de aquí, la elección es tuya: si quieres comerlas crujientes el horno o la sartén serán tus aliados, pero si quieres llevar a cabo un auténtico 2×1, la mejor opción es hervirlas: quedarán blanditas y podrás aprovechar el agua de cocción. Sí, como lo lees.
Si dejas enfríar el agua y la mantienes en el frigorífico, bebértela al día sguiente es una uténtica cura detox para purificar el organismo. También puedes utilizar este agua el licuados o smoothies para un mayor boost, aunque recuerda que solamente dura de 1-2 días en la nevera.
Si todo este esfuerzo no va contigo y aún así quieres aprovecharte de los beneficios de la alcachofa… solo tienes que ir al herbolario y, ¡problema resuelto!
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