A estas alturas tenemos claro la importancia de mimar nuestra autoestima, casi tanta como de lo decisivo que es cuidar nuestras relaciones sociales, nuestros vínculos y huir de los vampiros emocionales. ¿Pero qué sucede con la inteligencia emocional? ¿Tenemos claro en qué consiste y cómo nos puede ayudar a ser más felices? Aquí te mostramos tres claves para que chequees si estás llevando de forma correcta este concepto a tu vida diaria… y si no es así, cómo puedes trabajarlo.
Qué es la inteligencia emocional
Los inventores del concepto de inteligencia emocional fueron dos psicólogos estadounidenses, Peter Salovey y John Mayer, allá por 1990, pero desde ese momento el concepto ha ido a evolucionando al mismo ritmo que sus investigaciones de psicología social. Hoy en día, gracias a su esfuerzo y el de otros psicólogos en este campo, se considera que la inteligencia emocional es más importante, incluso, que el cociente intelectual a la hora de considerar la inteligencia de una persona.
¿Pero en qué consiste exactamente la inteligencia emocional? Salovey y Mayer, desde el primer momento en que desarrollan este concepto, hace alusión a un pensador que piensa con corazón. Por resumir mucho, la inteligencia emocional sería todas aquellas capacidades y conductas que nos permiten entender nuestros sentimientos y los de los demás y actuar en consecuencia. No consiste sólo en saber qué sentimos, sino en aprender a tomar decisiones acertadas tomando en cuenta esas emociones y expresarlas de forma correcta.
¿Y por qué se considera tan importante? Pues porque de si nuestro nivel de inteligencia emocional es alto o bajo depende nuestra capacidad para relacionarnos con los demás. Si quieres saber si tienes una inteligencia emocional alta solo tienes que comprobar que tu comportamiento cumple con estas claves:
Síntomas de inteligencia emocional alta: piensas antes de actuar
Tomar distancia de lo que sentimos es más sencillo de decir que de hacer, pero las personas que poseen altos niveles de inteligencia emocional no se dejan arrastrar por los sentimientos, especialmente, en las situaciones en las que se vive un conflicto.
Si a menudo las emociones te abruman y te hacen reaccionar haciendo y diciendo cosas de las que después te arrepientes… es hora de chequear tus niveles de inteligencia emocional y trabajar en ellos. La próxima vez que te encuentres en una de esas situaciones que te llevan al límite, respira hondo, sopesa los pros y los contras de perder los papeles, recuerda cuál es tu meta y escucha tu corazón, pero sin perder la cabeza.
Síntomas de inteligencia emocional alta: ves los problemas como retos
La vida sin problemas no existe. Por muy bien que te vaya todo el mundo encuentra escollos en su camino. Lo que distingue a las personas con una inteligencia emocional alta de otra que posea esos niveles es que esas dificultades no las hunden en un pozo de negatividad.
Eso no significa que si tienes una inteligencia emocional alta no vayas a sentirte mal, sino que eres capaz de saber qué es lo que sientes, por qué lo sientes y cómo puedes expresarlo de manera que no boicotee tu existencia. La mente del poseedor de una inteligencia emocional en buen estado siempre tiene un plan B en marcha que le ayuda a gestionar la ansiedad, el estrés o la negatividad de manera que nunca lleguen a encerrar su vida en una espiral de negatividad.
Síntomas de inteligencia emocional alta: sabes cómo calmar tu ansiedad
Y tu tristeza, tu melancolía, tu miedo… las emociones no son ni buenas ni malas, simplemente son avisos de lo que nos está sucediendo. Lo saludable para nuestra salud mental es aprender a identificarlas y no dejar que escalen hasta un punto que nos conviertan en personas poco operativas, atrapadas en una emoción que ha crecido de tal manera que lo está arrasando todo.
Una persona con buena inteligencia emocional sabe qué estrategias le funcionan para mantener todas sus emociones en un punto que le permita seguir viviendo su vida sin colapsar. Un poco de ansiedad puede hacerte más productivo, así como un poco de estrés. Demasiada ansiedad o estrés producen el efecto contrario. Si eres capaz de dejar tus emociones negativas en ese primer punto, sin reprimirlas ni exagerarlas, y potenciar tus emociones positivas, tienes una inteligencia emocional de 10.
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