Ariadne Artiles es una de las modelos españolas con mayor proyección internacional. Una campaña con el prestigioso fotógrafo Bruce Weber cambió su vida y le sirvió para dar el salto profesional y vivir en Nueva York, ciudad en la que se convirtió en uno de los rostros más conocidos del mundo de la moda. Con su sonrisa perenne, Ariadne es una de esas personas capaces de transmitir paz y calma.
Dos virtudes que están muy presentes en su último proyecto en el mundo editorial. Pura Vida es el título de su primer libro, más de 200 páginas en las que plasma sus experiencias personales y su camino para alcanzar una vida saludable. Desde la alimentación a la salud física y mental, Ariadne nos deja colarnos en su día a día y el de su familia, donde su hija y pequeña pinche juega un papel estelar. Hablamos con ella de este libro escrito desde el corazón que promete convertirse en referencia del estilo de vida healthy.
¿Cómo se gestó Pura Vida?
Pues la verdad es que fue una propuesta por parte de Planeta. Me propusieron escribir este libro en la recta final de mi embarazo y me pareció una gran idea poder compartir mis experiencias y que estas puedan servir de ayuda a los demás. Luego han sido un par de años de muchísimo trabajo pero que, sin duda, han merecido la pena. ¡Ha sido un parto larguísimo! Pero es muy gratificante recibir mensajes a diario de personas que me dan las gracias porque están cambiando sus vidas, superando miedos y dando comienzo a una vida saludable. Es lo mejor que me podía pasar.
Pura Vida es mucho más que un manual perfecto para aprender a comer sano, ¿Cómo definirías tu primer libro?
Pura Vida te invita a pensar por ti mismo y darte cuenta de muchas cosas que llevabas impregnadas en el ADN y no te hacían ningún bien. Mitos tan arraigados como, por ejemplo, que el desayuno es la comida más importante del día. Con este libro mi intención es hacerte aplicar el sentido común para que puedas aprender unos hábitos saludables que duren para siempre.
El libro, además de una guía de vida saludable, es todo un homenaje a tu familia, ¿su escritura te ha servido para revivir momentos familiares mágicos? ¿Cuál guardas como un tesoro en su corazón?
Los momentos vividos con Ari y con mi abuela, ese reencuentro. Ese año fue un regalo de la vida que siempre guardaré conmigo. La vida es maravillosa cuando menos te lo esperas, aunque al final todo acaba porque nada es para siempre.
Para aquellos que se enfrenta a la vida saludable como si fuera la subida al Everest, ¿por dónde les dirías que empezaran?
Una de las cosas más importantes que hice en el libro fue dar todas las herramientas para empezar sin pensar. Tienes un menú semanal y la lista de la compra durante un mes, con lo que si quieres, antes de leerte el libro o mientras lo vayas haciendo, puedes empezar con todo hecho solo siguiendo estas recetas. Se trata de hacernos la vida fácil. Llevar una vida saludable es mucho más fácil de lo que pensamos, solo tenemos que averiguarlo y cambiar algunas costumbres.
Si tuviera que hablar de los hábitos que han cambiado su vida, ¿el yoga estaría entre los primeros de la lista? ¿Por qué?
Por supuesto, el yoga me cambió absolutamente la forma de ver mi cuerpo, de sentirlo y de cuidarlo. Con la escoliosis pensaba que nada tendría ya solución y viviría toda la vida con dolor. Pero nada más lejos de la realidad. El yoga me ha ayudado a crear un nuevo cuerpo o templo, según cómo lo mires, donde vivir en paz.
Tu hija ha inspirado gran parte del libro y está muy presente en sus páginas. ¿Crees que es necesario que la generación a la que pertenece tenga formación en nutrición, que comer sano sea una asignatura en el colegio?
Absolutamente. Debemos desaprender tantas costumbres de nuestros padres y tantas teorías de la sociedad que, sin duda, es un trabajo duro pero que, poco a poco, gracias a la investigación y a la información tan cercana que tenemos hoy en día de nuevos especialistas, todo está cambiando. La conciencia no se despierta de un día para otro, pero al final todos despertamos. Lo mejor que nos puede pasar es que sea lo antes posible.
Tus recetas están básicamente hechas con vegetales, llenas de color… ¿cuál es la que más haces por su comodidad y la que te gusta hacer cuando tienes invitados?
Hummus con vegetales de todos los colores, papas de boniato, chips de kale, ensalada de quinoa… Voy variando, pero intento que prueben cosas nuevas. Incentivar a los míos a llevar una vida saludable es un disfrute.
Dedicas un capítulo a los superalimentos o alimentos de toda la vida, porque muchos de ellos no son nuevos para nosotros. ¿Cuáles forman parte de tus básicos de la nevera?
Verdura, fruta en abundancia y lo demás va variando, semillas, proteína vegetal y animal. Intento que comamos de todo y variado durante la semana, pero cada vez menos proteína animal. El mundo vegetariano es maravilloso y el abuso a la industria de la carne, la pesca, etc, es un despropósito así que por conciencia –sin dejar de comer proteína animal definitivamente– sí lo hacemos puntualmente un par de veces en semana.
De tu libro se deduce que la alimentación puede ser un gran cosmético. ¿Cuáles son esos alimentos que forman parte de tu rutina de belleza?
El aceite de coco, por ejemplo, o el aguacate y el plátano de Canarias.
Una de las frases del libro es que nunca hablarás de dietas y ni de kilos. ¿Crees que la obsesión por las dietas ha marcado de manera negativa a una generación? ¿Alguna vez has seguido alguna?
¡Totalmente! Maldigo el día en que se inventó la báscula. Que más darán los kilos, ¿acaso estamos todo el día midiéndonos? Lo único que importa es la salud, el resto debemos entender que todos somos seres humanos con diferente genética y morfología y, por tanto, con cuerpos, peso, altura y medidas diferentes. Sería horrible que todos fuéramos iguales, ¿te imaginas? En cambio, casi todos estamos contentos con nuestro pelo o color de ojos, pero tenemos una fijación horrible con nuestro peso. La sociedad nos ha educado así y ahora debemos olvidarnos de ello. Es un trabajo duro, pero se puede.
El capítulo que dedicas al embarazo y el parto es, sin duda, uno de los más personales. ¿Te costó mucho abrir el corazón de esa manera?
Me gustó, fue un trabajo bonito, abrirte a los demás en algo tan íntimo te ayuda también a pasar página y ver las cosas con otra perspectiva. Compartir lo bueno hoy está a la orden del día, pero creo que de vez en cuando debemos también empatizar con los demás contando los obstáculos que hemos ido superando. La vida no es de color de rosa siempre, ni para mí ni para nadie, y enseñar la otra cara de la moneda me parece que nos humaniza a todos.
¿Cuál ha sido el consejo que más has valorado como madre?
Sigue tu instinto, tu mejor que nadie sabes lo que es mejor para tu hija.
¡Lo quiero!
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