Dormir bien es vital. Sin embargo, hasta un 35% de la población padece insomnio transitorio y hasta un 15% insomnio crónico según los datos de la Sociedad Española de Neurología. El Día Mundial del Sueño, el 19 de marzo, nos recuerda que dormir es esencial para la salud e incide en el insomnio como un trastorno cada vez más común. El sueño reparador favorece el correcto funcionamiento del sistema nervioso. Por el contrario, descansar mal puede causar irritabilidad y falta de concentración; desencadenar fallos de memoria o aumentar el riesgo de sufrir accidentes.
Además, la primavera, que arranca el 20 de marzo, puede favorecer la aparición de síntomas asociados a la astenia: cansancio, sueño diurno, insomnio y apatía. El cambio de horafavorecerá más horas de exposición a la luz del sol, una subida de temperatura y también, como consecuencia de todo ello, un cambio de rutinas. Todos estos cambios pueden afectar al sueño. ¿Cómo podemos mejorar el descanso nocturno?
Establecer unas rutinas diarias: cenar a la misma hora y tratar de ir a la cama también a la misma hora. Anticiparnos al cambio de horario, adaptándonos de forma gradual al mismo.
Evitar las siestas largas: no más de 30 minutos.
Melatonina, esencial: es la hormona que regula los ciclos sueño-vigilia. El estrés, una dieta desequilibrada o cambios de turno en el trabajo pueden alterar la síntesis de melatonina y también, el sueño.
Dieta equilibrada: leche, frutos secos, fruta…
Una dieta equilibrada ayuda a mejorar el descanso: incluye alimentos ricos en triptófano, un aminoácido esencial que interviene en la formación de melanina en el cuerpo. Esta hormona, la melanina, se produce a partir de la serotonina, conocida a su vez como la ‘hormona de la felicidad’. Confía en la leche, cereales integrales, nueces; también, en el aceite de oliva y el pescado azul. Cena ligero y evita el café, el té, el alcohol y el tabaco.
Ejercicio físico moderado
Practicar ejercicio físico moderado contribuye a mejorar el tono muscular, controlar un peso saludable, prevenir enfermedades y liberar estrés. Conviene recordar que el estrés y la ansiedad nos mantienen en un estado de alerta y activación que dificulta la relajación y que, a la larga, puede generar insomnio. En definitiva, el deporte ayuda a mejorar la calidad del sueño. Es recomendable evitar la práctica de ejercicio por la noche, en las horas previas a irse a dormir.
¡Desconéctate por la noche!
Reserva el dormitorio para el descanso nocturno y mantén la tecnología fuera de la habitación. Las pantallas de los móviles y tablets emiten una luz azul que puede interferir en el sueño. Además, el uso de la tecnología por la noche no contribuye a la relajación. Por otra parte, es aconsejable optar por una temperatura confortable en la habitación y proteger el espacio de ruidos externos y luz.
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