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El próximo 16 de septiembre Naciones Unidas celebra el Día Internacional de la Preservación de la Capa de ozono, nuestra barrera protectora. Fue descubierta en 1913, aunque no sería hasta 1988 cuando la comunidad científica tomó conciencia de la importancia que tiene para el planeta Tierra. Un año más tarde, el 1 de enero de 1989, entró en vigor el ‘Protocolo de Montreal’, un documento que ha sido revisado y adaptado con el paso de los años, pero que sembró entonces las bases para la preservación de esta capa atmosférica: fijó la necesidad mundial de reducir la producción y el consumo de productos que la destruyen. Además de los esfuerzos institucionales, la protección de la capa de ozono también es un tema individual. Cada uno de nosotros tiene en su mano poner su granito de arena para colaborar con la protección del planeta.
Toma buena nota
En el foco principal de la ONU están los electrodomésticos, y más concretamente, los refrigeradores. Desechar correctamente los equipos que contengan refrigerantes es esencial. Por eso, cuando toque renovarlos, es importante llevar el viejo a un lugar de recolección en el que personal experto se encargue de extraer y recuperar los refrigerantes y frigoríficos que contenga antes de reciclar las demás partes.
También es igual de importante llevar a cabo un buen mantenimiento del aire acondicionado, de lo contrario permitirás que el CFC (clorofluorocarburos) pueda llegar a la atmósfera.
Una manera de ahorrar energía en casa es contar con un buen aislamiento térmico. Aislar las paredes, puertas y ventanas de manera correcta mejorará la eficiencia energética y prolongará la vida de aparatos de aire acondicionado y refrigeradores.
También podemos reducir el uso de vehículos a motor y viajes en avión. Estos medios de transporte son los responsables de la emisión de gases contaminantes a la atmósfera. La mejor opción es apostar por el transporte público y vehículos ecológicos como la bicicleta.
Es importante limpiar con productos libres de tóxicos. Elementos naturales como el vinagre y el bicarbonato son eficientes y contribuyen a la limpieza del hogar sin contaminar.
Apúntate a comprar productos de kilómetro cero. Esto significa apostar por la compra de productos locales y de temporada que no lleguen desde la otra punta del mundo, por las emisiones que supone su traslado. Se consideran productos de kilómetro cero todos aquellos que tienen desplazamientos inferiores a los 100 km hasta llegar a su punto de venta.
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